Transmilenio por la Séptima

Óscar Sevillano
13 de julio de 2017 - 02:00 a. m.

Cuando el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, anunció que estaba pensando en construir una troncal de TransMilenio por la Carrera Séptima, el Concejo de Bogotá reaccionó de inmediato y varios concejales rechazaron la idea, principalmente por la estrechez y el suelo del corredor vial y el dinero que se debe invertir para la construcción, especialmente para la adquisición de predios.

Como era de esperarse la mayoría de quienes se opusieron fueron concejales de izquierda, quienes en medio de su oposición ciega y perversa, parecen olvidar que quien dejó los diseños y la estructuración del proyecto fue un alcalde de izquierda (Luis Eduardo Garzón), y que Peñalosa lo que está haciendo es retomando un trabajo que quedó en el congelador, porque a quien le correspondía ejecutarlo, es decir a Samuel Moreno en primer lugar, solo le importaba robarse los dineros públicos de la ciudad y Gustavo Petro en segundo lugar, como no tenía idea de cómo gerenciar a la capital, se dedicó a armar camorra con todo cuanto pudo para desviar la atención y así disimular su desconocimiento en la gestión pública.

La troncal de Transmilenio por la carrera Séptima hace parte de la fase III del sistema, no es un tema nuevo. Se encuentra estipulado en el Plan de Ordenamiento Territorial que se ha venido ejecutando a lo largo de los últimos diez años. Las alcaldías de Samuel Moreno y Gustavo Petro, debieron ponerla en marcha, sin embargo, por cuestiones ideológicas, políticas,  egos personales y ambiciones de dinero,  no lo hicieron y hoy los bogotanos padecemos las consecuencias.

Hoy la carrera Séptima que debería tener el Transmilenio extendido hasta la calle 170, como estaba pensando en el proyecto que diseñó Garzón, luce como una avenida sin proyección, con implementaciones mediocres y mal estructuradas como el sistema de buses híbridos. Esto gracias a las fantásticas ideas de las dos últimas administraciones en Bogotá, que poco les importaban los planes de ciudad y pretendieron implementar, no los proyectos que necesitaba la capital, sino lo que al alcalde de turno le parecía.

Fue así como de pensar en una troncal de TransMilenio,  con 15 kilómetros desde la calle 31 hasta la calle 170, con 20 estaciones 2 portales en la 72 y la 100,  se pasó a planear un metro en la alcaldía de Samuel Moreno, que iría por esta avenida contratando unos estudios iniciales por 20 mil millones de pesos, con el consorcio español conformado por las firmas Sener y Transporte Metropolitano de Barcelona.

Cuando se captura y se destituye a Samuel Moreno y en su reemplazo el presidente Santos nombra a Clara López, a esta se le ocurre no hacer TransMilenio ni ligero, ni pesado, tampoco metro, y propone  un sistema de buses eléctricos. Al llegar Petro a la alcaldía, no continúa con ninguno de estos planes y comienza a hablar de tren ligero, que tampoco se hace y en su lugar nos deja los buses híbridos que llegan hasta la calle 116.

Lo anterior demuestra que a pesar de que la izquierda en Bogotá, mientras estuvo al frente de la administración, no supo ejecutar un proyecto claro para la carrera séptima, hoy,  que se quiere retomar una idea que fue socializada por los vecinos del sector y la Sociedad de Mejoras y Ornatos en la Capital, tampoco les parece buena y se oponen.

Muy por encima de lo que piense u opine la izquierda en Bogotá, se debe hacer lo que a la ciudad le sirve. Curioso si resulta, que durante la alcaldía de Luis Eduardo Garzón, el Transmilenio por la séptima les parecía bueno y ahora cuando la administración no es de izquierda, les parece nefasto.

¿Es que acaso los proyectos son buenos en Bogotá, solo cuando los piensa la izquierda? Tuvieron dos administraciones para ejecutar planes sobre la séptima, que no solo mejoraran la movilidad del transporte urbano por esta vía, sino que además ayudara a descongestionar el TransMilenio por la avenida Caracas entre calles 26 y 72, ¿Por qué no lo hicieron?

Los bogotanos que utilizamos el  Transmilenio sabemos y somos conscientes de que no es la panacea contra todos los problemas del transporte en la ciudad.  Que tan solo es un componente de lo que se quiere implementar como sistema integrado, pero también tenemos claro que para que este sistema, no solo mejore, sino que además termine de estructurarse, se requiere que sea puesto sobre la Séptima con todo el rigor que se requiere, teniendo en cuenta las dificultades que existen en puntos e intersecciones en las calles 85, 92 y 94, dándoles la solución adecuada, para que este funciones bien.

Si a la izquierda no le gusta, que pena señores, pero en dos administraciones solo demostraron que gobernando, son tan ineficientes y tan corruptos como lo ha sido la derecha en Colombia.

@sevillanojarami

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