Origen bíblico del daño ambiental
Más de 2.000 años de repetición de dogmas han construido una cosmovisión planetaria que nos tiene al borde de la destrucción. Veamos lo que está escrito en el primer capítulo del Génesis. Uno: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza (26, 27)”. No hay un solo Dios sino varios, pues se habla en plural. ¿Quiénes serían? Semejanza, concordancia, matemáticamente hablando, implican bilateralidad. Si yo soy semejante a Dios, Él es semejante a mí, ¿correcto? Dios, siendo perfecto, ¿tendrá mis defectos psicológicos (gula, soberbia, pereza, ira)?
Dos: “Dios los bendijo y les dijo ‘sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra, sojuzgadla y tened dominio sobre los peces del mar…, aves … y todos los animales… (28)’”. Esto significa que somos los amos de la creación, por decisión divina. La explosión demográfica tenía entonces que darse (somos más de 7.000 millones de habitantes). En este momento el ser humano está consumiendo más del 30 % por encima de la capacidad planetaria, y eso sin hablar de la contaminación.
Usando estos argumentos bíblicos, el vanidoso ser humano se autodefinió como “inteligente”, y con derecho a apropiarse y usar toda la naturaleza. Como se cree semejante a Dios, no puede equivocarse. Años después apareció el comercio, y el ser humano comenzó a pensar únicamente en comerciar, vender y acumular. Convirtió a la creación en mercancía. Mejor dicho, nos jodimos.
Víctor Julio Sánchez Mora.
Columnistas repetitivos
Luego de muchos años de tener varias suscripciones de periódicos en físico, he decidido mantener, aún, la de El Espectador. Quiero decirles que soy lector de columnas de opinión, la edición de Semana Santa fue muy buena. Pero un comentario: son seis o siete columnistas diarios y el editorial. Algunos son tan repetitivos en sus temas que prácticamente he dejado de leerlos.
¿Será que Colombia se ciñe a Santos y Uribe solamente? Es muy aburrido esto.
Orlando Bustillo Jr. Cartagena.
El mismo dolor de siempre
Otra vez Colombia se sacude por la muerte cruel de niñas a manos de violadores. Surgen las voces histéricas de siempre, que, en su desespero, no se percatan de que le están echando más leña al mismo fuego de siempre. Estamos lejos de la solución.
Roxanna Charria. Manizales.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.