Trump siquiátrico

Alberto Donadio
24 de febrero de 2017 - 02:00 a. m.

Cuando de forma reiterada una persona no se comporta de manera normal, o cuando no se entiende la conducta de alguien, hay que apelar a la siquiatría.

Es el caso de Donald Trump. No tiene lógica que en su primera visita a la sede de la Agencia Central de Inteligencia se hubiera obsesionado con el tamaño de la multitud que lo acompañó el día de la posesión. No es normal que un septuagenario exija atención constante como si tuviera siete años. Los comportamientos anómalos que el mundo ya le conoce tienen su origen en un trastorno de personalidad narcisista.

Estos son algunos criterios que utiliza la Asociación Siquiátrica Americana en su manual de diagnóstico para definir este trastorno, que no es una sicosis pero sí un desorden mental:

1. Incapaz de identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.

2. Pendiente excesivamente de las opiniones de los demás, pero solamente si lo afectan.

3. En las relaciones con otras personas predomina la necesidad de obtener una ganancia personal.

4. Piensa que tiene derecho a todo.

5. Se siente grandioso y se cree superior a los demás.

6. Auto-centrado: desdeña a otras personas.

7. Busca que lo admiren.

8. Quiere ser el centro de atención.

Un amigo siquiatra me dice que se deben barajar estas posibilidades al examinar a Trump: Bipolar con trastorno de personalidad narcisístico (pésimo pronóstico); Trastorno mixto de personalidad (narcisístico y psicopático) (peligroso); Hipertímico (aceleramiento caracterial) con trastorno de personalidad narcisístico.

El narcisista cruza la frontera de la sana seguridad en sí mismo para situarse en un pedestal y valorarse más de lo que valora a otras personas. Menosprecia a quien considera inferior o a quien lo critica. Recuérdese cómo en la campaña electoral un ciudadano americano de origen paquistaní, cuyo hijo militar recibió una condecoración póstuma, habló en la convención demócrata contra la propuesta de Trump de prohibir temporalmente la entrada de musulmanes a los Estados Unidos. Trump se burló entonces de la esposa del señor Khan porque no habló en la convención, insinuando que por ser una mujer musulmana no se le permitía hablar. Ahora cuando Trump intentó prohibir temporalmente el ingreso de ciudadanos de varios países musulmanes, causando caos en aeropuertos de todo el mundo, él negó la evidencia y afirmó que el veto estaba funcionando bien. No admite que la medida es impopular y que no fue bien planificada ni informada con suficiente anterioridad a inmigración.

No se sabe con certeza qué causa este trastorno mental pero su origen puede estar en excesivo consentimiento en la niñez o en un exceso de crítica de los padres. Algunos investigadores piensan que los padres que enfatizan excesivamente que su hijo es especial y critican cualquier fracaso pueden estar formando un narcisista. El niño puede ocultar su baja autoestima creando un sentimiento superficial de perfección y exigiendo constante admiración.

No hay medicamento para este desorden. Se utiliza la sicoterapia para tratar a los narcisistas. Pero el mundo no está dispuesto a participar en una sicoterapia global durante cuatro años para ayudar a un patán malcriado cuya enorme fortuna no ha hecho más que agravar sus síntomas.

 

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