Umberto Eco, el fiscal corrupto y la Cabal

Cartas de los lectores
07 de julio de 2017 - 02:00 a. m.

Umberto Eco y el fiscal corrupto

Su editorial del martes (El Espectador, “El fiscal anticorrupción corrupto”, 07/04/17) junto con la columna de Daniel Pacheco me traen a la memoria un fabuloso escrito de Umberto Eco publicado en El Espectador el día 27 de febrero del 2016(el último de su vida) del que extraigo unas frases que me parecen esclarecedoras para la opinión pública, pero más que todo para el delincuente Luis Gustavo Moreno Rivera, exfiscal anticorrupción, quien no solamente se cuelga la lápida del ser el más hampón de todos, sino que de paso se autoendilga el título del más cínico y descarado, pues no sólo convierte su fechoría en un error, sino que también nos mete a todos los colombianos en el mismo saco con su acusadora frase “a cualquiera le puede pasar” o, al tiempo que nos toma por idiotas, con “hoy sé que nadie camina por la vida sin haber pisado en falso”. Pide excusas a su mamá, a su señora y a su hija. Espero de todo corazón que en nombre de los 20 millones de colombianos que viven por debajo de línea de la pobreza y que con los recursos públicos que junto con el exgobernador Lyons se robaron, las mujeres de su vida no lo perdonen, pues les quitó posibilidades de educación, salud, accesibilidad, seguridad y recreación entre muchas otras a los más pobres de la nación.

Dice el gran Umberto: “La gente dice que ‘cometió un error’ cuando en realidad quiere decir que cometió un delito. Por ejemplo: En el pasado pude haber cometido errores, pero ahora me voy a dedicar al trabajo voluntario”. Esta última frase cambiándole el tiempo verbal, se me parece mucho a: “combatimos la delincuencia organizada, alcanzando más de 47 aciertos; en poco tiempo logramos poner contra la pared y tras las rejas a distintas estructuras y organizaciones delincuenciales…”, escrita por el hampón Moreno, creyendo que con eso será perdonado. Qué no sea cínico.

Y, siguiendo con Umberto Eco: “El contador que se equivoca al sumar una columna de cifras comete un error, como comete un error el cocinero que accidentalmente pone otros ingredientes en un platillo, o el médico que no acierta el diagnóstico de un paciente. En cada caso, la persona tenía la firme intención de hacer lo debido pero no lo logró, y en un principio ninguna estaba consciente de su error... Sin embargo, hoy en día, con demasiada frecuencia se dice que delincuentes y asesinos han ‘cometido un error’, gente que practica la extorsión y recibe sobornos, hace uso ilícito de tarjetas de crédito ajenas, engaña a personas vulnerables y crédulas, gente que llega al grado de asesinar a su propia abuela con un hacha o a arrojarle ácido a la cara de su exesposa”.

Me llama la atención que este escabroso caso de corrupción, tal vez por volverse cotidiano en nuestro medio, no haya merecido las miles de burlas y comentarios descalificadores que ha tenido en las redes sociales, con memes y demás, la mención hecha por la representante María Fernanda Cabal de la Unión Soviética en un programa digital de este periódico. Me indigna la tolerancia de la ciudadanía y de ciertos sectores de la prensa con la corrupción y el encono con la que se trata lo que sí pudo haber sido una equivocación de la representante Cabal.

Enrique Uribe Botero. Bogotá.

Error y disculpas

Por un error de edición, la columna de Yolanda Ruiz del día de ayer (El Espectador, “Exclusivo para mujeres”, 07/06/17) se publicó sin el último párrafo, que decía:  “Cuánto hemos avanzado desde los tiempos en que las mujeres no podíamos estudiar, trabajar, votar, decidir nuestras vidas. Pero cuánto camino hace falta para que esa equidad sea realidad para todas y para que erradiquemos una cultura que nos agrede y menosprecia a cada minuto por ser mujeres. Reivindico las canas y la menopausia, la flacidez, el cuerpo real de mujeres reales y también los aquelarres de mujeres mágicas. Me niego a ser juzgada por mi imagen y reclamo mi derecho a lucir como me provoque. Es parte de decir no más a ese machismo que aparece en cada esquina”.

Mil disculpas a ella y a ustedes.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com

 

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