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Un 11 de mayo murió Bob Marley

Andreas Forer
11 de mayo de 2012 - 05:43 p. m.

¿Qué tienen en común el conflicto armado y Bob Marley? En principio nada, y la pregunta hasta parece un sinsentido, pero, si se revisa un poco el discurso de la legendaria estrella del reggae, hay alguna coincidencia.

Bob Marley falleció el 11 de mayo de 1981 en su natal Jamaica. Ayer se cumplieron 31 años de su muerte. Una de sus canciones más famosas es “legalize it”, que expresa un inequívoco mensaje a favor de la legalización de algunas drogas como la marihuana.

No creo en el tarot o que los astros decidan el futuro, pero, en el tema de las drogas, que estuvo un buen tiempo dormido, es como si esos astros se hubieran alineado para que los ojos del mundo volvieran sobre él. Junto al  aniversario de la muerte del cantante, se tiene la pasada Cumbre de las Américas, donde uno de los temas que causó más expectativa  fue precisamente la lucha contra las drogas.

Mucho se ha dicho sobre el fracaso de la prohibicionista política antidrogas empleada durante los últimos 30 años por gobiernos que se han dedicado a la persecución de productores, traficantes y consumidores, con resultados nefastos como el crecimiento de las mafias y la violencia, que en poco han contribuido a la solución final del problema. Por el contrario, se han dejado de lado iniciativas como la estrategia de reducción de daño empleada en Holanda y en Portugal o la llamada regularización, donde el Estado controla producción y distribución y desestimula el consumo.

¿Por qué revivir el tema? Muchas pueden ser las razones. Las cárceles en el mundo están llenas de personas relacionadas con delitos como el narcotráfico, sin embargo, ni la producción y ni el consumo han disminuido. Y en Colombia, a propósito de los debates en el Congreso y discusiones políticas sobre la necesidad de encontrar una salida al conflicto armado, es pertinente preguntarse si iniciativas asociadas a la finalización de la guerra no sólo deberían contener propuestas sobre estímulos o condiciones para la desmovilización o incluso, medidas de reparación para las víctimas, sino que también debería pensarse en atacar los factores que la financian. Uno de ellos, el narcotráfico.

Para nadie es un secreto que la historia del paramilitarismo ha estado ligada a los pequeños y grandes carteles de la droga, aún hoy, la última forma mutante que han alcanzado en las llamadas ‘Bacrim’ da cuenta de ello. Así mismo, las guerrillas se han nutrido del negocio de la droga hasta saciarse y llegar a combatir entre ellas por el control de rutas o zonas propicias para el tráfico. Y ¿el Estado? Está luchando contra molinos. Si –lo que lei el otro día– la producción de una tonelada de cocaína cuesta 3000 dólares y,  dependiendo de la circunstancias del mercado, se pueden obtener lograr entre treinta y cincuenta millones de dólares por la venta a los consumidores finales.

Los éxitos de la policía de incautar 100 kilos de cocaina son meramente mediáticos y no lograrán terminar con el problema. Lo único que se logra es la subida de los precios y los que consumen tiene que gastar aún más dinero. Como muchos de ellos financian su consumo robando, subirirá la criminalidad.

Así como el 26 de junio fue declarado por Naciones Unidas como el día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, y quizá Bob Marley propondría el 11 de mayo como día de la legalización, propongo, aunque con menos legitimidad, que sea el momento para pensar en la necesidad de acompañar las iniciativas de paz con la reflexión por los motivos que han generado la guerra, y aquellos medios que han alimentado a sus ejércitos.

Por ahora, mientras gobierno y Congreso se deciden, sigo escuchando “legalize it”…

En Twitter: @andreasforer

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