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Un aplauso

Miguel Gómez Martínez
29 de agosto de 2009 - 08:35 a. m.

ESTA VEZ NO QUIERO CRITICAR. quiero aplaudir. En medio de tantos momentos poco agradables de la vida en Colombia quiero dar un testimonio positivo sobre la ciudad.

Es de conocimiento público que soy un crítico de la administración distrital. Creo que en muchos aspectos como seguridad, espacio público, movilidad y conciencia ciudadana estamos retrocediendo. Quisiera que la ciudad en la que vivo mejorase la calidad de vida y no me parece que estemos moviéndonos en la buena dirección.

Por eso quiero señalar como positiva mi experiencia en la refrendación de mi licencia de conducción. Me acerqué al centro de Servicios Integrales para la Movilidad (SIM) situado en Niza sobre la Avenida Suba. Antes de entrar al lugar, mi primera impresión fue negativa pues me asediaron varios tramitadores que me hablaban al mismo tiempo y querían “asesorarme”. Al ingresar al local me llamó la atención la limpieza y señalización del lugar. Vi una pantalla interactiva y decidí acercarme. Para mi sorpresa funcionaba. Consulté los requisitos y luego pregunté dónde conseguía el formulario respectivo. La persona que me atendió me dio una información completa y clara. Me entregó el formulario que es gratuito y fácil de llenar. Como es necesario realizar un examen (visión, audición, reflejos) me indicó los lugares autorizados sin recomendarme ninguno. Me advirtieron que debía estar a paz y salvo por todo concepto en materia de comparendos y sanciones. Me dieron una dirección de internet para que consultara mi estado. Para mi sorpresa pude ingresar y consultar mi situación sin ninguna dificultad. ¡Todo era demasiado eficiente para ser cierto!

Cumplí con el examen y regresé al SIM tres días más tarde. Nuevamente lo encontré en buenas condiciones de higiene y orden; las filas eran ágiles y ordenadas. Me asignaron un número que aparecía en una pantalla electrónica moderna. Entregué mis documentos que fueron ágilmente revisados. Pagué la suma correspondiente y tenían vueltas. Esperé 36 minutos en un asiento cómodo y recibí mi licencia refrendada. ¡Inclusive me sellaron el tiquete de parqueadero y, como había estado menos de una hora en el lugar, no tuve que pagar por el parqueo!

Esta eficiencia es producto de la participación de un consorcio privado al que le fue adjudicado este servicio y que está interesado en mantener un buen nivel de servicio al ciudadano. Atrás quedaron los horribles y corruptos inspectores de tránsito y funcionarios de Paloquemao, cuotas políticas de los concejales, que maltrataban y chantajeaban al usuario. Es la prueba de que un trámite puede realizarse con eficiencia y transparencia. El ciudadano no está a la merced de la administración sino que la administración está al servicio del ciudadano, como debería siempre ser.

Para adelantar estas diligencias no se requieren tramitadores ni hay que pagarle a nadie. No se pierde tiempo ni tiene exigencias burocráticas absurdas. Ojalá no se le ocurra a la administración distrital meterle la mano a este proceso que funciona bien. Lástima que esta buena cara del servicio público no se extienda a otras dependencias del Distrito, el departamento y la Nación.

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