Publicidad

Un error gigantesco

Julio Carrizosa Umaña
18 de octubre de 2015 - 08:22 p. m.

Error gigantesco el que están cometiendo el candidato a la Alcaldía de Bogotá, los políticos y los columnistas que se han aliado con el sector de la construcción para urbanizar las 100.000 hectáreas de los mejores suelos del país y destruir un ecosistema único.

Urbanizar esas pocas hectáreas para segregar allí a 16 millones de personas es un error fundamental que traumatizaría el posconflicto y podría acentuar gravemente las diferencias ya existentes entre la capital y las regiones. Esta decisión se está tomando en estos días a puerta cerrada entre unas pocas personas que no comprenden o, peor aún, desdeñan los altísimos costos ecológicos, sociales, económicos y políticos de sus empeños personales.

Construir casas sobre 100.000 hectáreas de los mejores suelos del país equivale a destruir la posibilidad de producción de cultivos limpios para la exportación y sellarían las posibilidades de una agroindustria próspera junto al mejor mercado de la Nación.

Los fenómenos geológicos, climáticos, biológicos e hidrológicos que llevaron a la existencia de la sabana de Bogotá deben y pueden aprovecharse como atracción singular para la investigación, la recreación y el ecoturismo, no para acumular miles de condominios y bodegas que deberían estar en sitios más competitivos del territorio nacional y no a 2.600 metros de altura y a más de mil kilómetros de los océanos.

Si los mismos candidatos reflexionaran se darían cuenta de que construir una megalópolis que cubra desde Facatativá hasta Zipaquirá, con un gran aeropuerto en el centro, no resiste ningún estudio socioeconómico serio y sería la consolidación del caos político y social como patrón principal del desarrollo del país.

En lo económico, las economías de escala y de agregación propias de algunas metrópolis desaparecen cuando se comparan con los altísimos costos del transporte que implica la situación de Bogotá, incluido el incremento en el consumo de combustibles escasísimos en Colombia, la limpieza de la cuenca Magdalena-Cauca y el manejo de los residuos sólidos. La provisión de agua para la ciudad depende de que no se alteren los patrones de lluvia en los páramos de Chingaza y de Sumapaz.

Nada de esto parece importar a quienes hacen cuentas de las ganancias que surgen al convertir 100.000 hectáreas de suelo agropecuario en un millón de metros cuadrados de condominios.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar