Un exabrupto

Augusto Trujillo Muñoz
11 de abril de 2014 - 03:55 a. m.

Algunos medios de comunicación aplauden los fallos en equidad que parecen gustarles a ciertos jueces noveles y poco profesionales.

A la luz del derecho, semejante idea es impertinente. La justicia es, desde el tiempo de los griegos, el fin del derecho. Por eso ha de entenderse en función de las normas jurídicas y de los procedimientos vigentes para garantizar no sólo la legalidad de las decisiones sino su legitimidad y la de quienes las toman. Si ben se relaciona con la noción de justicia, equidad es más bien sinónimo de equilibrio.

En Aristóteles la justicia supone acciones que, en cumplimiento de la ley, redunden en bienestar de una comunidad. La denomina justicia general. En Spinoza significa la disposición de atribuir a cada uno lo que le pertenece por cuenta del derecho. En Rawls es consecuencia del contrato social y los derechos, asegurados por la justicia, no están sujetos al regateo político ni al cálculo de intereses sociales. En los tres filósofos la justicia conlleva la idea de dar a cada uno lo que, jurídicamente, le corresponde.

La equidad, en cambio, va en la dirección de decidir por el sentimiento del deber o de la conciencia, más que por las prescripciones rigurosas de la justicia o que por el sentido de las normas jurídicas. Es una especie de búsqueda de la justicia más allá de las leyes. El mismo Aristóteles escribe en su “Retórica” que la equidad consiste en ser indulgente con las cosas humanas y mirar no tanto a la ley como al legislador.

La equidad plantea los objetivos que debe alcanzar una sociedad para ser más justa. La sociedad que aplique la igualdad de manera absoluta será una sociedad injusta, ya que no tiene en cuenta las diferencias existentes entre personas y grupos. Pero una sociedad donde las personas no se reconocen como iguales, tampoco podrá ser justa. En palabras de la filósofa española Amelia Valcárcel la igualdad es ética y la equidad es política.

La justicia es fundamentalmente un fenómeno jurídico. No es dar o repartir cosas sino saber a quién le corresponde cada cosa por derecho. Según el jurista italiano Norberto Bobbio, es un conjunto de valores, bienes o intereses para cuya protección o incremento los hombres recurren a esa técnica de convivencia a la que llamamos Derecho.

La equidad forma parte de las decisiones políticas que se toman en una democracia. Por esa para decidir en equidad no se requiere ser jurista. El derecho colombiano lo tuvo claro desde la reforma de 1936. Allí se consagró la función social de la propiedad y, por motivos de utilidad pública, la expropiación mediante sentencia judicial con previa indemnización. Sin embargo podía haber expropiación sin indemnización, por razones de equidad, pero definidos por el legislador. Ese no es oficio de los jueces.

Un reciente editorial de El Espectador titulado “Justicia y Política” (abril 5/14), denunció la gravedad de la judicialización de la política. Los jueces juzgan con exceso y, a menudo, con sesgo. También denunció la politización de la justicia. Esto ocurre cuando los gobiernos presionan a los jueces o cuando éstos ceden frente a los medios de comunicación por supuestas, o discutibles, razones de equidad. En tales casos la justicia pierde independencia o se vuelve mediática. Por eso fallar en equidad es un exabrupto.

Ex senador, profesor universitario, @inefable1 

 

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