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Un gabinete al estilo Santos

Jorge Iván Cuervo R.
15 de agosto de 2014 - 03:00 a. m.

Juan Manuel Santos entiende el ejercicio de gobierno como una mezcla de acción política, demagogia y experticia técnica, sobre la base de grandes enunciados, partiendo de la dudosa premisa del funcionamiento eficaz del Estado.

Ese perfil de gran reformador que consolida institucionalidad mientras gobierna, que lo hace en función de la consecución de unos objetivos estratégicos – paz, equidad, educación- no lo pudo desarrollar en su primer gobierno, toda vez que gastó su capital político en consolidar el proceso de paz y deslindarse del amarre ideológico del uribismo. Su imagen de ser uno de los hombres más preparados para dirigir el país quedó en veremos, si bien se le reconoce haber cambiado el clima político y sacar al país de esa narrativa del rencor de esos ocho años.

Las elecciones que definieron su reelección lo liberaron del mandato uribista y le abrieron puertas hacia otros sectores por fuera de la Unidad Nacional, y el gabinete debía reflejar esa nueva realidad política, pero fue incapaz de salirse de su círculo de confianza, tanto político como personal. Partido Liberal, la U y Cambio Radical se llevaron la tajada grande, un par de ministerios simbólicos para los conservadores y uno que otro independiente, incluido el de Trabajo para Lucho Garzón, quien es independiente de todo. La distribución regional es forzada y no está en clave de representatividad política, como ya lo reclamaron el senador Musa Besaibe y el jugador de tetris Armando Benedetti.

Son buenas noticias la llegada de Juan Fernando Cristo a Interior, un político curtido, conciliador, víctima del ELN, y de Yesid Reyes a Justicia, jurista respetado, también víctima, hijo de Alfonso Reyes Echandía y conocedor de los problemas de la justicia. Así mismo, la ratificación de Alejandro Gaviria en Salud, quien ya tiene que capitalizar la curva de aprendizaje del sector, y de Diego Molano en Comunicaciones, a quien se le pide más política integral y menos tablets. De los otros ratificados no hay mucho que decir distinto a que Santos confía en ellos, más allá de que los resultados en Defensa, Cultura y Vivienda no se ven.

Lo de Gina Parody es bueno si ello implica la salida de María Fernanda Campo, aunque decir que su fuerte es la educación no deja de ser una concesión graciosa por el sólo hecho de haber estado en el Sena. Los otros cambios me parecen inocuos, y me sorprendió el castigo para Cecilia Álvarez por su buen trabajo en Transporte llevándola a Comercio Exterior; la gran pifia es la llegada de Gabriel Vallejo a la cartera de Ambiente, un desconocedor por completo del tema cuya fortaleza es la del servicio al cliente en el sector privado.

De Tomás González en Minas se habla bien de su experticia en el sector; Iragorri desactivó el Paro Agrario pero tendrá que rodearse de un equipo calificado porque no tiene credenciales en el sector agropecuario. De Simón Gaviria en Planeación se sabe que es puesto allí más por ser hijo de quien es que por sus credenciales como tecnócrata, habida cuenta que él prefirió la carrera de manzanillo.

Se dice que al artífice de este equipo y de la nueva arquitectura es el ex todo, abogado y gestor de negocios, Néstor Humberto Martínez, quien ocuparía el ampuloso cargo de ministro de la Presidencia. Si es así, Santos ya entendió que se la juega todo por la paz y le deja el camino despejado a Vargas Lleras.
@cuervoji

 

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