Un recuerdo de Augusto Espinosa Valderrama
Hoy, 27 de septiembre de 2016, se cumplen los 30 años del fallecimiento de mi padre, Augusto Espinosa Valderrama.
Quiero recordarlo de dos maneras: la personal y/o familiar, de una parte, y la de hombre público, de la otra.
Desde el punto de vista personal y/o familiar, el recuerdo se circunscribe a lo que fue él como ser humano integral y ejemplar. Nunca olvidaremos sus actitudes como esposo, como padre, como abuelo, como familiar en todo el sentido de la palabra. Su ejemplo hubiera sido una carta de vida a cabalidad para sus nietos, especialmente para mi hijo Juan Andrés, quien no lo alcanzó a conocer.
Desde el punto de vista de hombre público, Papá ascendió todos los escalones que la vida le permitió. Fue concejal, diputado, representante a la Cámara, senador de la República, ministro, embajador y dos veces precandidato a la Presidencia de la República, y en todas las posiciones brilló con luz propia al servicio de Colombia y del Partido Liberal. Nunca fue ajeno a los grandes debates de la vida nacional y dejó su impronta de responsabilidad y trabajo en el servicio exterior. Lo sorprendió una enfermedad penosa de manera temprana y nos dejó a los 67 años, edad a la cual todavía se sentía activo y útil a su familia y a la sociedad colombiana.
De esta manera, rindo un homenaje más que merecido al padre que Dios me dio y al hombre público que aún le hace falta a Colombia.
Daniel Fernando Espinosa Silva.
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