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Un titular que no gustó

Cartas de los lectores
15 de agosto de 2012 - 09:54 p. m.

Muy desconcertada y desilusionada quedé con el titular que ustedes pusieron a la noticia de la propuesta de Petro de las salas de consumo controlado, el día domingo.

Ustedes titularon “Narco Salas”. ¿Qué les pasa? Ustedes saben perfectamente qué significa la connotación ‘narco’ para nuestro país: narcopolítica, narcoterrorismo, etc. Eso es distorsionar la noticia.

Soy una defensora de El Espectador y no soy petrista, pero eso no quiere decir que esté de acuerdo con que ustedes caigan en el juego de la manipulación.

Tomar para Colombia, y especialmente para Bogotá, las experiencias exitosas de Canadá y Suiza me parece excelente. Apoyo la propuesta.

Esperanza Bogotá. Bogotá.

Sorprendente

No salgo de mi asombro. He leído tres veces el editorial “La manía de prohibir” del día de hoy (ayer) a ver si es que no lo entendí. Pero sí, y como que no me lo creo. El Espectador es sorprendente. Yo estaba feliz con la decisión del gobernador Fajardo, la defendí vehementemente en una reunión familiar la semana pasada, y ahora siento que sólo estaba siguiendo la corriente. Qué manera de atacar los reinados de belleza y defender las libertades. Este es mucho periódico tan raro, que se atreve a irse contra la corriente, a ser políticamente incorrecto, pero fiel a sus ideas. Me les quito el sombrero, una vez más.

Federico Cárdenas. Rionegro.

Ahorro de agua

En un automóvil se gastan en promedio 500 litros de agua en el lavado; ¿cuántos litros se gastarán en el lavado de una tractomula de 22 llantas? Ahorrar agua es una necesidad imperiosa en el lavado de vehículos, principalmente porque es aquí donde mayor desperdicio existe.

Pero antes de proponer no lavar los vehículos o lavarlos con balde o no soltar la cisterna o cerrar la llave para lavarse los dientes, o usar el agua de la ducha para bajar el inodoro o bañarse en tres minutos, debemos proponer y lograr que se arreglen las trochas intermunicipales y las calles de los municipios y ciudades, las cuales se encuentran llenas de baches y barro que enlodan los vehículos y por lo tanto se tienen que lavar dos y tres veces por semana. De tal suerte que si estas vías se encontraran sin barro, los vehículos permanecerían limpios como se mantienen en EE.UU. y en los países de Europa, en donde no se ve un gramo de barro ni un bache en calles y carreteras; por lo tanto los vehículos se lavan cada nunca.

Fabio A. Ribero Uribe. Socorro.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com

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