Universidades e iglesias

Juan Pablo Calvás
20 de febrero de 2014 - 05:01 p. m.

Están a punto de llegar los recibos del impuesto predial a la Universidad Nacional, en tanto que a la señora Piraquive hace años no le pasan uno de esos.

 No me quiero imaginar la cara del profesor Ignacio Mantilla, rector de la Universidad Nacional, el día en que, llegando a su despacho, su abnegada secretaria con cara de velorio le extienda los recibos del impuesto predial, adornados con el sello de la Secretaría de Hacienda de Bogotá. El pobre hombre entrará derrotado a su oficina, se sentará ante su escritorio y con resignación leerá la cifra llena de ceros que le tocará desembolsar para cumplir con el tributo a la ciudad.

“¡Menos plata para la Universidad!”, pensará el profesor Mantilla, mientras que en su cabeza pasan las imágenes de los edificios desvencijados, las aulas maltrechas y los baños en ruinas de la universidad más grande del país. Aquí no habrá marchas, ni protestas. Los estudiantes no saldrán a bloquear nada, ni se encenderán las antorchas para una manifestación nocturna de apoyo al presupuesto de la universidad pública. En el despacho del edificio administrativo de la Universidad solo estarán el rector, el recibo del predial y la soledad. No habrá nada para sobrellevar el duelo.

Entre tanto, en otro lugar de la ciudad, una mujer bien vestida y maquillada baja de su vehículo blindado (porque tal vez Dios no la protege en la tierra), es rodeada por sus escoltas (porque tal vez el Señor Ministerial no ofrece seguro de vida) y se mete en una de las ventiún sedes que su iglesia tiene en la capital, lista para preparar el estudio bíblico.

A ella no le preocupan ni el predial, ni el impuesto de renta, ni el CREE. Puede dedicar todo el tiempo de su vida a leer y releer pasajes de las santas escrituras y a sumar los ingresos que obtiene por cuenta de las ofrendas de sus seguidores. A sus religiosos feudos nunca llegarán esos antipáticos recibos que obligan a tributarle al Estado. ¡Viva Dios! ¡Abajo la educación!

¿Qué pensar cuando a la Universidad insisten en cobrarle el impuesto y a las iglesias en general, no les exigen ni un solo peso? ¿Por qué insistimos en llenar de beneficios a las iglesias en general, cuando en algunos casos para lo único que sirven es para hacerle ganar plata y más plata a sus fundadores-propietarios-pastores-recaudadores-del-diezmo? Imagínese no más cuánto se podría recaudar por concepto del predial de las 448 sedes de la iglesia del Mira en el país. ¿Serán cosas de Dios o del Demonio?

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#PreguntaSuelta: ¿El Partido Verde ahora sí se terminó de descuadernar?

@colombiascopio

 

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