Uribe ¿vicepresidente?

Cuando murió Rafael Nuñez el 18 de septiembre de 1894, los de la Regeneración comenzaron a pensar cómo hacían para mantenerse en el poder porque el cartagenero era el de los votos. Miguel Antonio Caro, mandatario en ejercicio (a donde había llegado como vicepresidente), no podía aspirar a la reelección, a no ser que se retirara del cargo 18 meses antes de los comicios. Para no incurrir en la inhabilidad pidió licencia y encargó del poder al designado Guillermo Quintero Calderón. (En esa época no solo había vicepresidente sino también designado).

Quintero Calderón asumió y como tal hizo algunos nombramientos que no fueron del agrado de Caro, razón por la cual éste le solicitó que los revocara. No lo hizo, motivo por el cual reasumió cinco días después, convirtiéndose Quintero Calderón en uno de los presidentes más breves que ha tenido Colombia. Entonces Caro, que era gramático, poeta, mal político y no tenía votos —y al haberle fallado la jugada de la inhabilidad de los 18 meses—, se inventó hacer una fórmula con un par de viejos: Manuel Antonio Sanclemente (82 años) para presidente, y José Manuel Marroquín (71) para vicepresidente. Ambos eran ineptos para gobernar. El primero por su estado de salud (sufría del corazón y no podía llegar a Bogotá), el segundo por su aversión a la política, y ambos por la edad. Caro lo que pretendía era que ellos no gobernaran, hacerse elegir designado por el Congreso para seguir, como poeta, gobernando con la dictadura del poetariado. Era una manera de llegar a Palacio por la puerta de atrás. Pero el viejito menor (Marroquín), le dio golpe de Estado al mayor de los viejos (Sanclemente).

Ahora quieren hacer lo mismo. Quien tiene los votos (Uribe), no puede llegar a la Presidencia porque ya fue y lo reeligieron. Entonces lo pretenden poner de vicepresidente para llegar a Palacio por la puerta de atrás, como quiso hacerlo Caro. La verdad es que las mismas inhabilidades que se tienen para presidente se predican también para el vicepresidente, como lo ha dicho el Consejo de Estado.

No vengan con cuentos, que eso les sale Caro.