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Vacuna

Nicolás Rodríguez
09 de noviembre de 2012 - 11:00 p. m.

De las muchas palabras y expresiones que han sido modificadas por la larga historia de violencia en Colombia, pocas como “vacuna” gozan de tan buena salud.

Ahora que el país entero se encuentra consternado por lo ocurrido en Santa Rosa de Osos, militares, políticos y periodistas han recurrido al uso de la metáfora, de origen científico y aplicación rural.

“Por no pagar vacuna los mataron”: ese fue el titular de un portal de noticias. En otro se podía leer que “Vacunan campesinos que recogen tomates”. Un militar se atrevió a dar una explicación: “Una venganza por no pagar la vacuna”. Y así, por ahí mismo, unos y otros nos hemos ido acostumbrando al uso del término.

Quien dice “vacuna” dice campo. Dice vaca. O ganado. Tal vez alambre de púas. Y, por supuesto, paramilitarismo. Pero también guerrillas, que según los archivos de algunos medios digitalizados “vacunan” desde los ochenta. Vacunan los paras, vacuna la guerrilla y ahora vacunan las denominadas “bandas criminales”. La vacuna, el vacunar, tiene su propia historia. Y la gente se acuerda. Hay una memoria de la vacuna.

Sin embargo, algo va de la vacuna a la masacre. Que también tiene su historia. Y su memoria. Pretender, como lo suponen algunas autoridades, que el episodio de Santa Rosa de Osos puede explicarse con el símil lechero de la vacuna es también asumir, de paso, que ni siquiera preguntas se pueden hacer. “Un típico acto de barbarie que no puede tener explicación”, sostuvo el ministro de Defensa, con lo que, honestamente, quedamos en la mismas.

Y bueno, para ser justos también se sugirió que la masacre (palabra que, como la de vacuna, es más lo que esconde que lo que explica) ocurrió porque fue capturado uno de los jefes de ‘Los Rastrojos’. Con lo cual, mejor y volvamos a lo de la vacuna.

 

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