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Vacuna

José Fernando Isaza
20 de agosto de 2015 - 03:29 a. m.

EL NOMBRE DE “VACUNA” PROVIEne de vaca.

Estos animales fueron los primeros laboratorios de producción de la vacuna contra la viruela, la única enfermedad erradicada en la historia de la humanidad. Observando que las ordeñadoras no se afectaban durante las epidemias de viruela, se dedujo que las vacas tenían un anticuerpo que las protegía de este mal y este anticuerpo podía transmitirse a la especie humana. Durante los primeros años del siglo XX se crearon movimientos contra la vacunación, uno de los promotores que rehusó vacunarse contra la viruela se contagió.

La medida higiénica de lavarse las manos y las vacunas son los métodos que más han ahorrado muertes. Periódicamente se reactivan movimientos antivacunación, la mayoría de ellos por razones religiosas, y para sus propósitos utilizan estadísticas inventadas o falsas.

El sarampión, que estaba prácticamente erradicado, ha reaparecido con algunos brotes en Estados Unidos, afectando niños no vacunados. Los padres justifican su oposición a la prevención de la enfermedad alegando que vacunar es ir en contra de los designios divinos. Utilizan el mismo argumento de quienes se oponen, por ejemplo, a las transfusiones de sangre.

Otra enfermedad casi totalmente erradicada es la poliomielitis. La vacuna inicial tenia un número elevado de peligrosos efectos secundarios. Sin embargo, los niveles de prevención superaban en alto grado los riesgos. Las nuevas vacunas han permitido casi anular los efectos secundarios. En algunos lugares, los antivacunas han logrado reducir los niveles de protección y están reapareciendo brotes de este mal. Todos los medicamentos, incluyendo las vacunas, tienen efectos secundarios y algunos pueden ser mortales. Su uso se justifica si los beneficios de cura o prevención superan en alto grado los riesgos del uso.

Los mareos y los desmayos pueden afectar a entre 7 % y 15 % de los vacunados, especialmente si son niños. La solución es fácil: un poco de reposo. En la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH), el porcentaje de desmayos y síncopes es mayor: 20-30 %, y se producen a los 15 minutos de la vacunación, pero son fáciles de controlar sin mayores riesgos.

En Colombia y España, países de fuerte tradición religiosa, hay movimientos que buscan prohibir la vacuna contra el VPH. Los datos recolectados a partir del 2006, cuando se iniciaron los programas masivos de vacunación, muestran que se han aplicado 72 millones de vacunas en todo el mundo y no se han comprobado, con certeza, muertes atribuibles a la vacuna.

Se presentan reacciones, no mortales, pero de algún riesgo, en tres casos por 100.000 vacunas, y en dos casos por 1’000.000 de vacunas se producen tromboembolias. El cáncer en la cérvix es la cuarta causa de muerte por cáncer en las mujeres, por lo que los beneficios de la vacuna superan con creces los riesgos potenciales.

Una hipótesis que puede explicar la campaña antivacuna puede ser: Como el VPH es una enfermedad de transmisión sexual y la vacuna reduce la posibilidad de contraerlo, su uso estimularía las relaciones sexuales. Si a esto se agrega que medidas profilácticas —como el uso del condón— reducen el riesgo de contraer el virus causante del sida, los guardianes de la moral se encuentran escandalizados. ¿Cómo es posible el disfrute sexual, pecaminoso, sin que genere sentimientos de culpa o terror a las terribles enfermedades que puede conllevar?

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