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Vargas Lleras y el clientelismo

Ernesto Macías Tovar
04 de junio de 2013 - 11:00 p. m.

La habilidad para acomodarse en el gobierno de turno sin importar diferencias políticas, de forma, o ideológicas, es una característica de algunos políticos que aplican aquella frase atribuida a Maquiavelo: “…el fin justifica los medios”.

Sin hacer propiamente una evocación de la trayectoria política del precandidato Germán Vargas Lleras, para encauzar el tema, es necesario recordar algunos de los cambios en su vida pública desde que se retiró del Concejo de Bogotá (1994) para buscar una curul en el Senado, por aquella época en el Nuevo Liberalismo. 

Vargas fue uno de los más radicales opositores al proceso de Pastrana (1999) con las Farc, inclusive realizó un sonoro debate donde mostró pruebas sobre cultivos ilícitos, campos de concentración de secuestrados y adiestramiento de terroristas y, paradójicamente, como ministro del actual Gobierno impulsó los diálogos de Cuba. En 2002, después de haber regresado al oficialismo liberal, Vargas se retiró de ese Partido para aspirar al Senado por el movimiento Colombia Siempre y apoyó la inminente elección de Álvaro Uribe Vélez a la Presidencia de la República. En 2003, ingresó a Cambio Radical, movimiento que se caracterizó como fuerza Uribista. Y a principios de 2008 renunció al Senado con la disculpa de adelantar estudios en Europa los cuales duraron un par de meses. En 2009 Vargas lanzó su campaña presidencial, con el mensaje de continuar las políticas de Uribe, pero sin Uribe; circunstancia que lo llevó a atacar a Juan Manuel Santos quien, para la campaña, fungía como el candidato de Uribe.  

Vargas como concejal y senador cargó la fama de consumado clientelista pero no dejaba huella a pesar de que sus amigos aparecían en los cargos públicos o en los contratos. Y como, hasta 2010, nunca había ocupado algún cargo público era muy difícil endilgarle responsabilidad alguna en esas prácticas de la politiquería.

Sin embargo, con la escasa información que se conoce hoy, porque este Gobierno es habilidoso para responder derechos de petición, algunas cifras que tiene la Contraloría desnudan a Vargas. Por ejemplo, en el Ministerio del Interior, además de los pactos con los magistrados para la vergonzosa “reforma a la justicia”, se conoció que bajo la modalidad de “contratación directa” hay contratos de prestación de servicios (clientelismo) por más de $59,1 mil millones, y convenios con objeto amplio por $75,7 mil millones. Un dato preocupante: en 2011el Ministerio del Interior “y de Justicia” ejecutó gastos de funcionamiento por $365,9 mil millones; y en 2012, Vargas Lleras para el solo Ministerio del Interior (sin Justicia) los subió a $385,4 mil millones.

Sin conocer aún las cifras de 2011 para su análisis, entre enero y mayo de 2012, el ministro Vargas contrató – a dedo- con la Federación Colombiana de Consumidores (Privado) $3,1 mil millones, cuyo objeto incluye: “divulgar programas y políticas que desarrolle el Ministerio”, es decir, publicidad disfrazada. También -a dedo- con la Universidad Militar (Privado) casi $11 mil millones, para “talleres de sensibilización” (clientelismo), entre otros. Estos son algunos gastos que muestran las prácticas clientelistas de Vargas en su debut en el Ejecutivo. 

@emaciastovar

 

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