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A veces llegan cartas…

Luis Carvajal Basto
12 de enero de 2015 - 02:51 a. m.

La “reaparición” del ELN y del ex presidente Pastrana es una carta que se juegan. ¿Sera una por la Paz?

La declaración de la dirigencia del E.L.N en la cual esa guerrilla muestra disposición para iniciar diálogos con el gobierno e incluso discutir el abandono de las armas no puede sobre valorarse, como explica un editorial del Espectador la semana anterior, pero tampoco sub estimarse: Si bien los factores que han propiciado el conflicto colombiano se han transformado y en algunos casos desaparecido en este medio siglo, otros, entre ellos el narcotráfico principal combustible de la guerra y un Estado aun débil, se mantienen.

Un escenario de acuerdos con las FARC no puede descartar la supervivencia de fracciones renuentes a cumplirlos. Un E.L.N en pie de guerra podría “recogerlos” y verse “fortalecido” aplazando la terminación del conflicto colombiano. Ojalá los diálogos formales con esa organización puedan comenzar lo más pronto posible. Para el ELN puede ser la mejor y última oportunidad de encontrar una Paz de la que tanto han hablado.

Por otra parte el ex presidente Andrés Pastrana lanzó un torpedo a las negociaciones al afirmar que se está entregando “todo” a las FARC a cambio de nada. Su carta al presidente Santos puede leerse de dos maneras: quiere encarnar a un sector de la opinión en desacuerdo con las conversaciones, hasta ahora representado por el ex presidente Uribe, o quiere participar en ellas con un poco de nostalgia o envidia dirían algunos. Subirse al bus de la paz aunque para ello deba intentar pinchar sus llantas. Algo de las dos cosas tiene la misiva. O las dos.

Afortunadamente , a diferencia de lo ocurrido en su gobierno, las circunstancias son otras debiéndose reconocer que el ánimo de las partes es francamente diferente y, por lo que sabemos, la marcha de las conversaciones, con la evacuación de varios puntos de la agenda, también, lo que avala la metodología y el desarrollo mismo del proceso, ¿Por qué habría que cambiar? Vale recordar que “nada está acordado hasta que todo esté acordado” y finalmente será la voluntad popular mediante referendo quien ratificará o no lo firmado, lo cual puede entenderse como un “seguro”, por dónde se mire.

Mientras en la mesa de negociaciones se busca bajar el tono del conflicto y nadie debe aterrarse de ello (hacer coincidir lo que ocurre en la mesa con lo que pasa en la guerra, ha dicho el gobierno), aquí asistimos a una modalidad verbal de su escalamiento que, sin embargo, puede ser necesaria y debe ser agotada antes de ratificar los acuerdos y no después. A ello, en una sociedad democrática, nadie puede oponerse aunque el ejercicio se preste para que cada quien exponga sus particulares rencores. Es una “terapia” necesaria.

El país, decididamente, marcha en otra dirección como se pudo constatar en las pasadas elecciones presidenciales en las que la propuesta de Paz fue avalada por una mayoría que se va a repetir si tenemos referendo. Cada vez más la ciudadanía entiende la Paz como un asunto de Estado y no uno político o politiquero, que entre otras cosas permite “calibrar” a nuestros dirigentes .Le queda “de para arriba” al ex presidente Pastrana cuestionar una Paz dialogada en cuya búsqueda él mismo fracasó de manera rotunda.

Es difícil, desde cualquier perspectiva, diseñar el futuro sin tener en cuenta los errores del pasado; más difícil aún tratar de construirlo repitiéndolos. El ELN y el ex presidente Pastrana deberían considerarlo seriamente.

@herejesyluis

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