Venezuela, ¡democracia ya!

Santiago Montenegro
07 de noviembre de 2016 - 02:00 a. m.

El dictador Nicolás Maduro ha vuelto a atacar al economista Ricardo Hausmann y ha ordenado su captura y juicio como responsable de lo que llama “la guerra financiera contra Venezuela”.

En un acto proselitista y con su tono de siempre, el dictador espetó a Hausmann: “Estás derrotado, eres un fracasado. La justicia llegará a ti, tarde o temprano”. 

Las declaraciones del autócrata no sorprenden y tampoco son las primeras que emite contra los demócratas del vecino país. Al ordenar su captura y juicio, simplemente corroboró que en Venezuela ya no existe ni justicia ni separación de poderes, pues el régimen ordena por decreto quien debe ser capturado y quien debe ser enjuiciado. Decenas de presos políticos, encabezados por Leopoldo López, confirman las arbitrariedades de este régimen policivo.

A Hausmann lo persiguen porque, simplemente, dice la verdad. Al igual que los más serios académicos y los economistas de las organizaciones internacionales, el profesor de la Universidad de Harvard está alarmado porque, después de contraerse un 5,9 % en 2015, el PIB de Venezuela caerá otro 10 % en 2016; el déficit fiscal será de un 20 %; la deuda externa alcanza ya un nivel de 130 mil millones de dólares y enfrenta una prima de riesgo de 2.200 puntos básicos, la mas alta del mundo. Además, la inflación cerrará el año en un 700 % y el régimen logró que este país petrolero, que producía 3,4 millones diarios de petróleo, hoy en día no llegue a los dos millones de barriles y que haya colas, no sólo para comprar todos los productos de la canasta básica, como huevos, pasta de dientes o papel higiénico, sino también ¡para comprar gasolina!

Con toda razón, Hausmann le ha respondido a Maduro que, si quiere encontrar a los culpables de tan desastrosa situación, se mire en un espejo. Pero el dictador, como sus funcionarios, sus asesores cubanos y sus adláteres, en nuestros países, culpan de este desastre a lo que llaman el imperio y a los empresarios privados y responden con más control estatal. Así, en lugar de reducir el déficit fiscal y controlar la emisión monetaria, nombran a 27.000 nuevos funcionarios como fiscales de precios y despliegan a la Guardia Nacional Bolivariana en la frontera como ridículos instrumentos para reducir la inflación.

En vida de Hugo Chávez, este régimen, aliado de Irán, también había atacado a Hausmann por ser miembro de la comunidad judía, que ha sufrido la desecración de tumbas en su cementerio, la negación de la existencia del Holocausto por los órganos de comunicación oficiales y ataques al colegio de esa fe religiosa.

Ante la alarmante pasividad de la mayoría de los dirigentes políticos del continente frente a estas arbitrariedades, ya es hora de que las organizaciones de la sociedad civil condenen la dictadura de Maduro y Cabello y expresen su decidida solidaridad con los demócratas de Venezuela. Porque este régimen, con su desastre social y económico, pasará a la historia como un doloroso y aberrante paréntesis en la brillante historia de un país que comenzó a soñar Simón Bolívar, sueños que hoy en día encarnan cientos de dirigentes políticos, sociales e intelectuales, quienes todos los días, dentro y fuera de Venezuela, luchan para que, más pronto que tarde, el hermano país recobre la libertad, la justicia y la democracia.

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