Viene el papa Francisco

Luis I. Sandoval M.
27 de junio de 2017 - 02:00 a. m.

Dondequiera que llega el papa Francisco produce alegría y genera confianza en la posibilidad de un mundo mejor. No es un papa con afanes doctrinarios como Ratzinger, Benedicto XVI (emérito), es un papa con afanes pastorales como Roncalli, Juan XXIII. Quiere acercarse a la gente, a los problemas cotidianos de hombres y mujeres de carne y hueso, quiere proseguir el aggiornamento que la Iglesia católica inició en el Concilio Vaticano II.

Como se ha informado, no solo está confirmada la visita para septiembre, miércoles 6 a domingo 10, sino que se divulgó la apretada agenda que cumplirá en Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. Esta visita, cuidadosamente preparada, no puede realizarse en un momento más importante para Colombia. Es un momento dilemático: guerra o paz, odio o reconciliación, incumplimiento o cumplimiento de acuerdos, riendas del país en las mismas manos o cambio de manos, muerte o vida, pasado o futuro.

El papa Francisco conoce perfectamente las circunstancias que vive Colombia. Y sabe, como arzobispo de Buenos Aires que viajaba en transporte público masivo para ir a las barriadas más pobres y para regresar de ellas a su modesto albergue, como hombre de profunda espiritualidad evangélica sabe que hay una superficie en lo que pasa a diario pero que, en el fondo de cada persona y cada comunidad, se agita un magma de creencias, sentimientos, valores, temores, alegrías y expectativas. Es un experto para encontrar lo que bulle en el corazón de la gente del común.

Estoy seguro de que no se va a esconder en los oropeles del poder ni a aislar entre las gentes obsequiosas de los altos círculos sociales. Va a ir al grano, muy posiblemente pise callos o ponga el dedo en las llagas de una sociedad creyente pero profundamente desigual y atravesada por lacerantes contradicciones, tan graves que ha estado en guerra por décadas porque unos colombianos ven en otros sus enemigos totales. Percibo al papa Francisco como alguien que, como Theilhard de Chardin, también jesuita, considera que “no podemos ser cristianos sino a fuerza de ser desesperadamente humanos”.      

Esta visita del papa coincide con la 30ª Semana por la Paz la cual tiene lugar entre el 3 y el 10 de septiembre. Esta semana será convocada no solo por Redepaz y Pastoral Social de la Conferencia Episcopal sino por todos los actores eclesiales, comunidades de fe, y actores sociales de paz, incluidos partidos y movimientos, etnias, comunidades de territorios apartados y líderes de la vida académica, cultural y artística.

Será una semana singular que asume la demanda de cese al fuego y hostilidades bilateral entre Ejército de Liberación Nacional, Eln, y Gobierno Nacional, que espera poder celebrar el fin de la práctica del secuestro y del extermino de dirigentes sociales, que visualiza que un próximo gobierno, no engolfado en la economía extractivista, estará dispuesto a una relación de respeto con los derechos de los humanos y amigable con la naturaleza, como de manera vibrante y sabia lo ha planteado el papa Francisco en su encíclica Laudato Si.       

Toda la agenda de Francisco merece atención, el movimiento de paz le pondrá un especial cuidado al Día de la Paz en Villavicencio y al Día de los Derechos Humanos en Cartagena. Las organizaciones sociales populares han manifestado su interés en un encuentro con el papa, o estar presentes, con expreso reconocimiento, en uno de los actos ya programados.  

Enorme expectativa existe por la visita de Francisco, que conoce muy bien, por ser latinoamericano, a los pueblos de este continente y quiere ayudarles a crecer como sujetos de una nueva historia.  

lucho_sando@yahoo.es

 

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