Publicidad

¿Voulez-Vous Être Charlie Hebdo?

Augusto Trujillo Muñoz
16 de enero de 2015 - 03:55 a. m.

La sociedad francesa se levantó contra el terrorismo que vivió París, en medio de un grito solidario: je suis Charlie.

Por supuesto me asocio a la condena de semejante crimen, cuyo suceso ha producido lluvia de análisis. Entre estos me llamó la atención la coincidencia de dos analistas de posturas doctrinarias opuestas, que repudian el asesinato de los periodistas y, al mismo tiempo, las caricaturas de la revista. Su lectura induce a preguntar: ¿Quiere usted ser Charlie, o quisiera serlo? El primero es Juan Manuel de Prada, periodista conservador, que publicó su artículo en el diario ABC de Madrid. El segundo es José Antonio Gutiérrez, activista político que se confiesa militante libertario de una especie de comunismo anarquista. Gutiérrez publicó, dos artículos: uno en la revista Rebelión y otro en Prensa rural, ambas publicaciones virtuales.

Prada muestra un problema de dos caras: Charlie Hebdo, “además de publicar sátiras provocadoras y ofensivas contra los musulmanes, ha publicado caricaturas aberrantes que blasfeman contra Dios, empezando por una portada que mostraba a las tres personas de la Santísima Trinidad sodomizándose entre sí”. Luego recuerda que el gobierno francés “es el mismo que ha financiado en diversos países (y en especial en Libia) a los islamistas que han masacrado a miles de cristianos, muchos menos llorados que los periodistas del pasquín Charlie Hebdo”. Y sentencia: “es la lógica del mal en la que Occidente se ha instalado, mientras espera la llegada de los bárbaros”.

Gutiérrez acusa a Charlie Hebdo de trivializar, en su número 1099, la masacre de más de mil egipcios por una dictadura militar, que tiene el beneplácito de Francia y de los Estados Unidos. Para él no se trata de “inocentes caricaturas hechas por libre pensadores”, sino de “mensajes producidos desde los medios de comunicación de masas (si, aunque pose de alternativo, Charlie Hebdo pertenece a los medios de masas), cargados de estereotipos y odios, que refuerzan un discurso que entiende a los árabes como bárbaros a los cuales hay que contener, desarraigar, controlar, reprimir, oprimir y exterminar…El actor español Willy Toledo decía, en una declaración polémica -por apenas evidenciar lo obvio-, que ‘Occidente mata todos los días. Sin ruido’. Y eso es lo que Charlie y su humor negro ocultan bajo la forma de la sátira”.

Con razón el intelectual libano-francés Amin Maalouf sostiene que el mundo entró en el nuevo siglo sin brújula. Cuando el muro de Berlín se vino abajo sopló un viento de esperanza no sólo para el viejo continente sino para todo el planeta. El mundo miró hacia la Unión Europea que, ahora, podría avanzar hacia un horizonte de consensos, más allá de sus históricas confrontaciones. Sin embargo, de pronto se quedó sin puntos de referencia. Hoy los europeos saben bien de dónde vienen, pero no tienen nada claro hacia dónde van.

Creo que ha llegado el turno de América. De este continente indoibérico que, en medio de agobios y tropiezos, es consciente de su identidad en medio de la diferencia. En su libro “El desajuste del mundo”, publicado hace un lustro, Maalouf habla de las crisis que surgen cuando las civilizaciones se agotan. No sé, pero creo que lo que ha aparecido es una suerte de incompetencia ética proyectada en incapacidad cultural para reconocerse en el otro. La política es opinión pública, la religión es creencia interna. Por eso aquella forma parte de la deliberación y ésta del derecho a la intimidad.

Prada y Gutiérrez, por motivaciones distintas, coinciden en que la razón alienó a Europa. Incluso desde la perspectiva del pensamiento moderno, en el cual los franceses se reclaman protagonistas, la libertad sin igualdad material desemboca en abuso, y ambas colapsan sin fraternidad. Gutiérrez escribe que no es fraternal burlarse de las creencias, cultura o estilo de vida de sectores vulnerables de la sociedad desde una posición privilegiada. “Esa es la diferencia entre el humor de Charlie Hebdo y el de, por ejemplo, Quino, humorista político fino, que jamás ha tenido que recurrir a la vulgaridad sensacionalista, ni al “todo vale”, ni a burlarse de los excluidos, para generar reflexión y pensamiento crítico”.

Maalouf utiliza un lenguaje conciliatorio y esperanzador, pero insiste en que el choque de civilizaciones no es un coloquio sobre los méritos respectivos de Erasmo y Avicena. Es una desviación hacia la xenofobia, la discriminación, los abusos étnicos y las matanzas mutuas. Quienes creen luchar contra la barbarie acaban por caer en ella. Maalouf se pregunta: ¿Miramos con desconfianza a determinado grupo de población porque pone bombas, o pone bombas porque lo miramos con desconfianza? De nada sirve buscar respuestas porque cada cual las busca según sus prejuicios o según sus heridas. América ibérica podría estar en condiciones de aproximar respuestas para que el choque de civilizaciones no termine siendo un choque de barbaries.

 

*Ex senador, profesor universitario @inefable1  

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar