Y el ministro, ¿dónde está?

El procurador ha multado al señor Palacino, expresidente de Saludcoop, con un poco más de 50 millones de pesos, que es como “quitarle un pelo a un gato”. Y es que esa son las sanciones que la justicia colombiana da a los grandes peculados; entre mayor es el robo, menor es la proporción de la sanción

Ya sea para AIS, para DNE, para DIAN, para el cartel del Fosyga, todos esos grandes escándalos cuyas pérdidas se han tasado en billones o sus fracciones, y cuyo resultado final es que por un Baloto vale la pena pagar una bicoca de cárcel, o de inhabilidad, o una multica. Es increíble que ningún organismo de control se haya pronunciado sobre lo siguiente: que un ministro que tiene la sagrada obligación de velar por la salud de los colombianos, y de protegerla, determine que el Novoseven, que vale en España $3’226.539 por mandato de su bien pagada firma, cueste a los colombianos $13’247.758, es la prueba fehaciente de que en Colombia, y al coro del procurador, “el que manda, manda”. ¿Cómo se explica que un español, cuyo salario mínimo es de $1’751.068, pague por este medicamento menos de dos salarios y, en cambio, un colombiano prácticamente quede empeñado por dos años de trabajo? ¿Podemos presumir que se trata de un delito de cuello blanco.

¿Presumimos que por debajo de la mesa los altos funcionarios de la salud acomodan sus actuaciones a los intereses farmacéuticos? Doctores tiene la Santa Madre Iglesia para que nos expliquen la moralidad de tales actuaciones. La red pública de hospitales se vino al piso, los trabajadores no reciben sus salarios a tiempo, los especialistas los reciben con más de seis meses de atraso, y los ministros expiden resoluciones que, como se prueba, son indignantes.

Esta es la salud de la Ley 100. Basta entrar a cualquier servicio de urgencias del 99% de las IPS en Colombia: el hacinamiento, la falta de oportunidad en la resolución de la patología por falta de autorizaciones, la carencia de insumos por no pago de las EPS, la muerte durante la espera de un procedimiento, es el común denominador. Sólo quedan médicos enfermeras, personal administrativo soportando sobre sus hombros la carencia del sistema, tratando de sonreír en medio de este caos. Uno sólo alcanza a preguntarse, ¿el ministro dónde esta? Porque, si hay algo seguro, no está tratando de desmontar esa resolución sino, al contrario, agilizando el pago de esos recobros, dizque para aumentar el flujo financiero del sistema.

Hernando Otero. Cúcuta.

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