¿Y Roldán?

 

Esta vez, otro asistente, Berrío, invalidó una legítima acción de gol. La historia fue esta: cobró Ómar Pérez un tiro libre cargado hacia el palo derecho de Vikonis. El remate lo devolvió el larguero y apareció Yerri Mina libre de marca, sin cometer ni le cometieron falta, cabeceó y gol válido. Había un jugador de Santa Fe adelantado, pero más cerca del poste izquierdo de Vikonis, aunque no intervenía para nada. Así que Mina sorprendió a los zagueros de Millos, que quedaron firmes en sus lugares. Roldán hizo caso a su auxiliar y en ese momento el juego bien pudo cambiar.

 

Por eso anoto que Roldán es víctima de sus ayudantes, por creer en ellos. Al comienzo, Roldán resultó ser el primer árbitro que induce a jugadores a merecer tarjetas amarillas. A los tres minutos hay falta contra un jugador de Millos, que cae encima del balón, lo protege, pensando como todos que se había pitado falta. Pues no, Roldán permitió que llegara Meza a hostigar e intentar recuperar el balón y cometió falta, era la segunda, contra quien estaba en el piso. Reaccionaron jugadores de lado y lado, hubo empujones y todo se saldó con dos amarillas. Si pita la primera falta, visible y clara, no se presentarían las dos multas. Permitió que el bochinche creciera. Llevó a los jugadores a ese acto de indisciplina. Jesurún, agradecido por el detalle del árbitro.

 

Y no es consuelo para los cardenales y menos para Costas, quien sabe que los jueces te quitan y te dan. Ya vendrán acciones a favor. Millos quedó entre los ocho y Santa Fe entre los ocho finalistas de la Libertadores. Roldán apelará a la famosa sentencia en el fútbol para justificar su error: Los jugadores son seres humanos y nosotros también y todos estamos cercanos siempre a la equivocación.