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Los Oscar, ícono cultural del último siglo

Nacidos con la vocación de hacer de Hollywood la industria estructurada y poderosa que es hoy en día, el cine de gran formato y los actores con carisma, son los valores que estos galardones han potenciado en sus 81 años de vida.

Héctor Llanos Martínez / Efe
18 de febrero de 2009 - 12:19 p. m.

Fue en la mansión del productor Louis B. Mayer cuando, en 1927, comenzaron a gestarse los premios Oscar, uno de los iconos culturales más arraigados en la sociedad moderna.

El Oscar, esa hipnótica y popular pieza dorada, lleva 81 años materializando los anhelos de una industria que vive de fabricar sueños. Cine de gran formato y actores con un carisma a la altura de su talento artístico, son los valores que lleva defendiendo a lo largo de su historia.

Emprendedor y visionario, Louis B. Mayer -uno de los fundadores de la Metro Goldwing Mayer (MGM)- siempre supo plantear las reglas de la industria de Hollywood, empezando por crear una Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, en la que aunar a los profesionales del sector y sus intereses.

En el transcurso de una cena íntima que ofrecía a algunos compañeros de profesión, Mayer planteó la posibilidad de unificarse. Escasas semanas después, más de 230 miembros ya formaban parte de la Academia de Hollywood, pagando cada uno de ellos una cuota de cien dólares, del año 1927.

El Roosevelt Hotel de Los Angeles acogió la primera -y muy austera- ceremonia de entrega de los premios Oscar el 16 de mayo de 1929. ‘Wings', película muda de William A. Wellman que muestra un triángulo amoroso ambientado en la Primera Guerra Mundial, tiene el honor de haber sido la primera en recibir el galardón a la mejor película. Fue una gala sin sorpresas, pues se conocía el palmarés con tres meses de antelación.

Los más premiados

Si se atiende al ránking de los más laureados, es evidente la clara tendencia de la Academia estadounidense a defender el cine que ella misma inventó a lo largo de sus 80 ceremonias ofrecidas: las grandes producciones concebidas como un gran espectáculo de masas sin aspiraciones artísticas evidentes.

‘Ben-Hur' (1959), de William Wyler; ‘Titanic' (1997), de James Cameron, y ‘El Señor de los Anillos. El retorno del rey' (2003), de Peter Jackson, comparten el trono como los títulos más premiados de la historia, con once estatuillas cada una, reconocimiento en el que también juega un factor aún más pragmático, la recompensa por haberse convertido en las cintas con mayor rendimiento económico ha dado a la industria.

En el caso de ‘Titanic' supera una recaudación de más de 1.800 millones de dólares en todo el mundo y que, en el de la trilogía inspirada en las novelas de J.R.R. Tolkien, es de casi 3.000 millones de dólares, entre los tres títulos.

Distinto rasero se mide para elegir a los intérpretes favoritos para los Oscar. Todos ellos son de talento irrefutable pero también de arrolladora personalidad, aunque no necesariamente los más rentables.

Katharine Hepburn, con cuatro galardones, encabeza la lista en la que también aparecen Ingrid Bergman, Jack Nicholson y la estrella de los años 30 y 40 Walter Brennan, con tres estatuillas cada uno.

Mención especial merece Meryl Streep, en la que también recae una forma propia de hacer cine y que, de momento, ha obtenido dos Oscar tras optar quince veces a ellos, cifra que aún está lejos de ser superada.

Los que consiguieron mayor reconocimiento en una misma noche fueron Walt Disney, ganador de cuatro premios menores en 1953; Billy Wilder, quien recogió los premios a mejor director, guión y película en 1961 por "El apartamento"; James Cameron, merecedor de sus únicos tres Oscar en la noche de ‘Titanic'; y los hermanos Ethan y Joel Coen, quienes el año pasado recibieron finalmente la aceptación de Hollywood como directores, productores y guionistas de ‘No es país para viejos'.

Entre los grandes olvidados, Alfred Hitchcock o Cary Grant, a los que sólo se les concedió un Oscar Honorífico; Stanley Kubrick, quien tuvo que conformarse con ser reconocido en la categoría de efectos especiales; Orson Welles -en la de guión- o Charles Chaplin -en la de música-.

El actor Bob Hope presentó la ceremonia en 17 ocasiones, aunque nunca recibió premio hasta que le llegó el honorífico.

Arte que definió el siglo XX

Y la estructura de los premios fue mutando inevitablemente al ritmo que lo hacía el cine, un arte aún incipiente que ha definido como ningún otro al siglo XX.

A medida que iban desapareciendo algunas categorías -como por ejemplo la distinción que se hacía entre filmes en blanco y negro o en color-, otras iban naciendo -la llegada del sonido abrió un nuevo rango de especializaciones a las que también honrar-.

Hace ya décadas que la Academia no tuvo reparo alguno en eliminar, de la cada vez más extensa lista de galardones, varias categorías relativas al cortometraje en favor del largometraje y, a diferencia de los Globos de Oro, también se deshizo a tiempo de la doble vertiente que distingue a las producciones dramáticas de las cómicas. El Oscar a la mejor película de animación no se creó hasta el año 2001.

Entre los presidentes de la Academia más ilustres se encuentran Douglas Fairbanks, el primero de la historia, Frank Capra, Gregory Peck o Bette Davis, la primera mujer en el cargo, aunque dimitió del cargo dos meses después de haberlo aceptado en 1941.

Por Héctor Llanos Martínez / Efe

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