Turismo
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Así puedes convertir tu finca en un hospedaje de lujo

Un concepto británico de casas convertidas en pequeños hoteles de lujo está cambiando la forma de hacer turismo en Colombia. Hoy ya se encuentran opciones desde Providencia hasta Leticia.

Esteban Dávila Náder
10 de julio de 2016 - 04:53 p. m.
/ Cortesía.
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Un concepto de origen británico se ha convertido en el principal aliado de esos propietarios que quieren convertir casas acogedoras, edificaciones únicas o tradicionales haciendas en pequeños hoteles llenos de estilo, confort y un carácter único. Small Charming Hotels aterrizó hace ocho años en Colombia con el nombre de Pequeños Hoteles con Encanto y desde entonces ha sido el escudero y culpable del crecimiento de estos hospedajes con espíritu boutique.

Marcelo Peláez, director de la marca para la región, explica que nació en 1995 cuando un grupo de propietarios de casas de campo típicas de la campiña inglesa se agruparon bajo el concepto de colección para, a través de un nuevo uso, darle  vida a estos escenarios considerados patrimonio británico.

Para ello, contaron con el apoyo de la Universidad de Surrey,   que fijó los estándares de calidad para la pequeña hotelería, y  el del gobierno británico, que estableció beneficios tributarios y líneas de crédito para financiar a los que quisieran entrar al proyecto pero  no cumplieran con las pautas de adecuación.

Peláez explica que para ellos  un hotel pequeño debe ser acogedor y, por tanto, no  superar las treinta habitaciones, a diferencia de Estados Unidos donde el límite es de cien. Además, son opciones “independientes, que no pertenecen a ninguna cadena y son operadas por sus dueños”. Más que administradores o profesionales hoteleros, lo que se busca es un anfitrión que haga sentir a los huéspedes como en casa.

“La estructura hotelera y el know how lo entregamos nosotros”, agrega el directivo y complementa  que el tercer parámetro corresponde a la propuesta y el diseño del hotel. Lo ideal es que  se relacione con actividades de interés propias del destino  como  la navegación, el buceo, el golf, los cultivos de flores, cafetales y hasta observación de aves. De esta forma, y a pesar de estándares de calidad iguales para las camas, baños y uniformes; la experiencia es diferente en cada posada. Por último, se suma la filosofía Bed and Breakfast, que incluye en la tarifa desayunos típicos del lugar que se está visitando.

Este concepto de hotelería  llegó a Colombia en 2006. Ese primer año se encontraron ocho candidatos en Cartagena y la zona cafetera. El proceso es sencillo,  siempre y cuando el destino y el futuro hotel tengan potencial. Un  equipo de profesionales  ofrece portafolios y asesorías en adecuación, financiación y puesta en marcha, además de la divulgación constante para atraer visitantes. Hoy, ya existen 50 hoteles con encanto certificados  en las cinco regiones del país.

Esa variedad facilita la labor de los  viajeros de elegir dónde dormir dependiendo del destino, los planes  y el presupuesto. Toda esta información está condensada en la Guía de Pequeños Hoteles con Encanto, que además de clasificarlos por zonas, los divide en 15 categorías (históricas, coloniales, corporativas, rurales e isleños); edificios, spas, cabañas, casonas o haciendas.

La mayoría de estos encantadores hospedajes son perfectos para escaparse y  Peláez lo confirma, pues el movimiento se siente principalmente los fines de semana, siendo los más exitosos aquello ubicados en la región Caribe, seguidos por los que están cerca de Bogotá y la zona cafetera.  Las propuestas en destinos no tradicionales también están creciendo. Mompox, Apulo, Ubaté, San Gil, Barichara, la Mesa de los Santos, Salamina y los Llanos son hogar de la nueva generación de pequeños hoteles, mientras que otros, como el Cabo de la Vela, se encuentran en proceso.

Contar con una empresa que convierta propietarios sin experiencia en microempresarios hoteleros no ha sido el único impulso para esta iniciativa en crecimiento. La exención al impuesto a la renta por 20 años, que ofrece el Estado a quienes construyan, remodelen o adecuen un nuevo hotel; los créditos blandos y con plazos muertos de Bancóldex y la posibilidad de convertirse en un polo de desarrollo han logrado que no sean pocos los que estén dando el paso y abriendo las puertas de sus hogares.

Por Esteban Dávila Náder

 

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