Reza un viejo refrán popular que tener casa no es una riqueza, pero no tenerla sí es una gran pobreza. Estas palabras reflejan la realidad de una buena parte de la población colombiana que no cuenta con vivienda propia, el punto de partida para construir un patrimonio.
Y es que de acuerdo con cifras de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), en el país hay un déficit de 3,8 millones de viviendas, y se habla de que 3,5 millones requieren adecuaciones. Esto contrasta con los préstamos desembolsados para obtener un techo propio. Las estadísticas del Dane indican que al final del primer trimestre del año había vigentes en el país 766.925 créditos hipotecarios, lo que constituye un incremento del 1,1% frente al mismo período del año pasado. De estos, 457.083 se destinaron a la financiación de Vivienda de Interés Social (VIS) y 309.842 a la financiación de vivienda tipo no VIS.
Con el fin de reducir el déficit de vivienda, sobre todo de interés social, la semana pasada el Gobierno tomó una decisión frente a los colombianos que devengan menor salario. “Los subsidios estaban en 22 salarios mínimos para aquellas personas con un salario mínimo y ahora quedarán en 26 salarios mínimos; o sea, se les suben dos millones de pesos para que puedan hacer el cierre financiero mucho más fácilmente, y así aprovechar que la tasa de interés está muy económica”, explicó el viceministro de Vivienda, Luis Felipe Henao.
Las medidas han dado resultado, y hoy es común encontrar en todas las grandes ciudades proyectos para la construcción de vivienda. Es el caso de Bogotá, donde se destaca el macroproyecto Ciudad Verde, que busca edificar 32.000 Viviendas de Interés Social en el municipio de Soacha.
En Barranquilla, por ejemplo, la Fundación Mario Santo Domingo adelanta el proyecto San Pablo, por medio del cual se busca la construcción de 5.000 viviendas de interés social (VIS). “Buscamos que esto no sea sólo una solución de vivienda, sino que las personas tengan una vivienda digna, que ellos mismos generen sus propias herramientas de desarrollo”, dijo recientemente a El Espectador Martha de Moya, asesora social del programa.
Cartagena no se queda atrás, y la misma fundación, en asocio con el Estado, desarrolla el proyecto Ciudadela Bicentenario, que edificará 15.000 viviendas para las clases menos favorecidas. En el momento de iniciarse las obras, el 23 de julio del año pasado, la alcaldesa de la capital de Bolívar, Judith Pinedo, lo calificó como “el día más significativo de esta administración”.
En otras ciudades, como Manizales, la administración local efectúa la renovación urbana de San José, el proyecto habitacional más importante de la región cafetera, que entregará 3.500 soluciones habitacionales.
Se estima que con la llegada al poder de Juan Manuel Santos este tipo de proyectos tomen fuerza, pues el propio presidente electo, así como su nuevo ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, aseguran que la construcción de viviendas de interés social será una de las cinco denominadas locomotoras que jalonarán la economía en los próximos cuatro años. “La meta es llegar a 300 mil viviendas anuales”, insiste Echeverry, quien agrega que para lograr este objetivo van a tomar experiencias de México y Panamá en ese mismo campo.