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Basuras administradas

El manejo de los residuos sólidos es un tema fundamental cuando se habla de desarrollo sostenible.

Redacción Especiales
30 de junio de 2009 - 02:00 a. m.

Colombia no es ajena a la política de reciclaje en beneficio de un ambiente sano y, aunque falta mucha conciencia, ya se trabaja en varios campos de acción.

Desde hace unas décadas el mundo habla con urgencia, cuidado y pereza sobre el reciclaje. La palabra conciencia ya hace parte de una cultura en el hogar y el trabajo que a muchos inquieta, pero que resulta dispendiosa si de separar los residuos orgánicos e inorgánicos se trata. Y no sólo eso, para muchas personas es complicado reciclar, porque no sabe cómo organizar las basuras, ni cómo entregarlas a su destino final. Desde el Gobierno y el sector empresarial, hasta recicladores independientes trabajan en la consecución de un ambiente más sano, a partir del manejo adecuado de lo que, en principio, pareciera tener como último escenario una bolsa negra.

En Colombia se generan aproximadamente 40.000 toneladas diarias de residuos sólidos. Silvio Ruiz, coordinador gremial de la Asociación de Recicladores de Bogotá, dice que se logra reciclar el 20% de los residuos reciclables, de un potencial total del 39%. “Algunas prácticas y experiencias exitosas en el tratamiento de residuos orgánicos o ‘verdes’ pueden alcanzar hasta un 6% en procesos de elaboración de abonos orgánicos aeróbicos y anaeróbicos lombricultivos, que alcanzan un 55% del total de las basuras”, concluye el líder. 

Con lo anterior queda claro que todavía se deja de aprovechar un 19% de residuos potencialmente reciclables y un 49% de residuos orgánicos. Ahí es donde se pone de manifiesto que el país tiene mucho trabajo por hacer.

Por el medio ambiente

En opinión del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, la contribución a la salud ambiental está representada principalmente por la disminución de la presión sobre los recursos naturales, así como los procesos tecnificados ahorran energía y el mayor potencial está en la valorización energética de materiales.

Por su parte, Silvio Ruiz habla de beneficios climáticos al afirmar: “Reciclar es una de las maneras más baratas y eficaces de reducir las emisiones de gas del efecto invernadero, pues evitar una tonelada de CO2 (gas carbónico) mediante el reciclaje, cuesta 30% menos que hacerlo a través de la eficiencia energética y 90% menos que la energía eólica”.

Otras ventajas ambientales aparecen al requerirse menos energía para manufacturar bienes a partir de materiales reciclados como vidrio, metales y plástico, que hacerlo a partir de materiales vírgenes. En el caso de los productos de papel, el beneficio es que implica menor demanda de madera, por lo tanto, se disminuye la deforestación.

Asimismo, Ruiz afirma que los planes de incineración y de vertederos entran directamente en conflicto con el reciclaje y la obtención de compost (abono orgánico), al competir por materiales similares: papel, cartón, plásticos y productos orgánicos. Reciclar reduce las emisiones 25 veces, comparado con la incineración, además, esta última  emite más CO2 por unidad de electricidad, que las centrales eléctricas a carbón.

En diversas ocasiones se ha dicho que la industria del reciclaje no es tan viable ambientalmente debido al alto costo del sistema de plantas y al importante consumo de energía de éstas. Para el Ministerio de Ambiente, es importante hacer ajustes relacionados con la separación desde la fuente, articulada a la recolección y transporte selectivo, lo que implicaría mejores rendimientos en la operación de las plantas; realizar una tecnificación en los procesos de adecuación y transformación, y desarrollar nuevos productos relacionados con la valorización energética. “En este sentido existen incentivos a través del Estatuto Tributario, mediante el cual, el Gobierno apoya con la exclusión del IVA a la maquinaria importada que esté destinada al reciclaje de materiales”, afirma un vocero del ente gubernamental.  


Por el trabajo

“Existe hace más de 60 años una práctica ambiental de la comunidad más vulnerable entre los vulnerables: los recicladores populares, quienes alcanzan hoy en día una recolección de entre el 10 y el 12% de los residuos urbanos de la ciudad. Este trabajo y servicio ambiental que lo realizan unas 18.000 familias en Bogotá y unas 50.000, en el país, es sin duda alguna la mejor forma que ha encontrado la ciudad y toda la nación para disminuir sus residuos y generar alternativas en la economía informal”.

Así es como Silvio Ruiz presenta el trabajo de los miles de colombianos que tras unas basuras bien administradas encuentran un sustento de vida, preservando el medio ambiente.

Organización administrativa, financiera y comercial, a partir de diseños correctos e instrumentos de planificación que permitan avanzar hacia el reconocimiento formal de la actividad del reciclaje, así como la incorporación de los costos ambientales y sociales del mismo, es uno de los ajustes que menciona el Ministerio dentro los mecanismos que ayudarán a ser viable esta industria.

En promedio, una familia de recicladores obtiene $312.092 al mes, sin prestaciones sociales y trabajando entre 12 y 16 horas diarias. Esto pone de manifiesto que reciclar no sólo ayuda a la salud del planeta, sino que contribuye al bienestar económico de sus habitantes.

Tecnología ambiental

Ya son varios los programas que adelantan distintas compañías de tecnolo

El crecimiento en la compra y uso de aparatos electrónicos en el mundo  ha despertado el interés de los representantes del negocio por poner en práctica globalmente varios de sus más importantes programas de reciclaje. Se trata de distintas estrategias con las que no sólo los consumidores sino las empresas en general, toman conciencia en la protección ambiental y se sienten comprometidos con el ahorro de energía.

Nokia por ejemplo, “presentó su nuevo concepto “Remade”, que consiste en la fabricación de celulares usando solamente  materiales reciclados, para así minimizar el uso de recursos naturales y permitir una utilización de energía más eficiente”, comenta Jose Orozco Gerente de procesos de desarrollo de Nokia.

Motorola por su parte, relata Nestor Jaraba, gerente servicio posventa, tiene en Colombia el programa Ecomoto, en donde “buscamos que cada usuario que tiene un celular en desuso lo lleve a los lugares de depósito y nosotros nos encargamos de que sean bien procesados. Se clasifican por materiales y se dividen en baterías, partes plásticas, transistores, se meten en hornos de alta temperatura donde se separan los materiales y luego son reutilizados”.

Lexmark, la compañía que fabrica impresoras, cuenta con el mismo programa, en donde los productos son recogidos en distintos contenedores, son empacados y luego enviados a las plantas de la compañía encargadas de la fundición y separación. Además asesoran a los usuarios de sus equipos en el uso de cartuchos de alto rendimiento, que rinden el doble de impresiones y genera 50% menos desperdicios y junto a ello, la compañía ha logrado reducir en un 40%  el uso de papel y plásticos en cajas y empaques gracias al rediseño de cajas.

Samsung por parte, de acuerdo con Carolina Castro, gerente de mercadeo de la división  Mobile Colombia, cuenta que su compañía trabaja en varios frentes paralelamente: “El primero es la educación del consumidor sobre el uso adecuado de los productos, garantizando así su durabilidad y su correcto funcionamiento; el segundo es enseñar a la gente a escoger proveedores de productos y servicios que incorporen políticas verdes en sus procesos y productos finales; y el tercero es la participación activa en campañas gubernamentales que estén dirigidas a crear conciencia en la población”. Programas para tener en primera línea, pues las empresas especializadas en  reciclaje aseguran que el 95% de los componentes de un teléfono celular son reciclables.

Por Redacción Especiales

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