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Anne Hathaway: entre la risa y el drama

Entrevista con la actriz que logró este jueves su primera nominación al Oscar como mejor actriz por ‘La boda de Rachel'. Al consolidarse como una de las mejores actrices de Hollywood, Hathaway habla sobre sus últimas producciones cinematográficas entre las que se incluye ‘Guerra de novias', cinta que en Colombia se puede ver desde el 6 de febrero.

El Espectador
23 de enero de 2009 - 03:28 p. m.

Sus actuaciones en las películas ‘Diario de una princesa', ‘Secreto en la montaña' y ‘El diablo viste de Prada' le han dado la oportunidad de demostrar sus habilidades actorales. Aunque se dio a conocer en comedias, a sus 26 años Hathaway ha demostrado que tiene talento para interpretar diferentes papeles, no obstante, el pasado jueves consiguió su primera nominación al premio Oscar en la categoría de mejor actriz por ‘La boda de Rachel'.

‘Guerra de novias' y ‘Alicia en el país de las maravillas' son las otras dos producciones de 2008 que llevan su nombre en los créditos. Días antes de su nominación al premio Oscar, Hathaway habló sobre su trabajo.

Desde el próximo 6 de febrero en Colombia se podrá ver ‘Guerra de novias', cinta que estelariza a lado de Kate Hudson. En esta comedia Anne interpreta a Emma, una maestra de escuela que se pelea con su mejor amiga, Liv (Kate Hudson), porque ambas programan realizar su matrimonio a la misma hora en el mismo lugar: el Hotel Plaza en Nueva York.

Para la actriz, ‘Guerra de novias' más que ser una buena comedia, es una película que le permite a las mujeres reflexionar sobre la amistad con su mejor amiga. Y fue precisamente ese pensamiento el que le dio la posibilidad de meterse de lleno en el guión.

"Kate y yo hablábamos de Gary -el director- sobre el desarrollo del guión y de nuestros personajes, y constantemente nos preguntábamos ‘¿cómo se han convertido ellas en mejores personas gracias a la guerra?'. Nos dimos cuenta que, siendo tan buenas amigas, se compensaban mutuamente en sus debilidades. Yo le doy a Liv un corazón y ella le da a Emma las agallas".

¿Cómo lograron reflejar lo profundo de la amistad?

Generalmente la película que estelariza una mujer tiene un complemento masculino que lleva su propia línea narrativa. Pero en ‘Guerra de novias' se explora un nivel más profundo emocionalmente al tener como protagonistas a dos personajes femeninos.

Esa experiencia fue nueva para mí. Me llevé una agradable sorpresa cuando estábamos las dos en escena y pensaba que así es la amistad con mis amigas. La conexión con Kate fue inmediata y por eso el público puede creer que esa amistad es auténtica y que mutuamente se importan más entre sí que cualquier otra cosa del planeta.

¿Qué tan divertida fue la filmación de ‘Guerra de novias'?

Tuvimos un programa de filmación muy corto, solo dos meses. Hubo ciertas escenas en donde me encontraba en medio de un duelo a gritos con Kate acerca de algo ridículo, como quién iba a tener tal fecha para la boda y quien iba a cambiar la suya, y lo absurdo de todo esto solo me hacía reír.

¿Qué puede decir de la escena donde te ponen la piel color naranja?


Kate me puso la piel naranjada en la cámara de bronceado y yo me desquito tiñendo su cabello de azul. Me emocionó hacer esto, pues yo no tengo mucho bagaje de belleza, intento lucir físicamente de acuerdo al personaje, pero una de las cosas que no puedo remediar es el hecho que mi piel es muy pálida. Así que el tener la oportunidad de burlarme de esto en la película fue grandioso y funcionó muy bien a lo largo de la guerra. Pero el maquillaje que se requirió no fue tan divertido, pues requería una hora en el camerino.

¿Realmente caminó en Quinta Avenida de Nueva York pintada de naranja?

Caminar por la Quinta Avenida con una tonalidad de naranja brillante fue uno de los momentos más surrealistas de mi vida (risas). Hicimos esa escena con la cámara escondida, así que la gente pensó que era algo real y no una toma cinematográfica. Empezaron a salir las cámaras de los teléfonos celulares todo a mí alrededor. Y sí me sentí un poco rara, pero fue en nombre del arte, supongo.

Otra escena memorable es cuando baila alcoholizada en la fiesta de despedida de soltera. ¿Eso la liberó?

Era algo liberador para mi personaje, pero algo profundamente humillante para mí. Fue muy divertido subirse ahí y pensar que así es como bailo cuando estoy borracha. Es algo que no me permitiría hacer jamás en la vida real y menos frente a tanta gente.

¿Cree que la película tiene otra cosa que comunicar además de la comedia, como que el buscar la perfección para el día de la boda?

Si, así lo creo. Me llamó la atención que mi personaje, Emma, ha pasado toda su vida soñando con del tipo de novia que quiere ser. Siempre ha imaginado su boda pero nunca se ha detenido a pensar en el tipo de mujer quiere ser. Emma ha sido muy pasiva en su vida y pensé que esa era una diferencia interesante; que ella ha sentido de alguna manera que ha dejado libre a su imaginación en torno a un solo día, pero cuando se trata del resto de su vida no se permite vislumbrarla.

¿Le gusta hacer comedia?

Estoy en un momento en mi carrera en donde me emociona mucho conseguir un papel y no se me ocurre pensar en lo que me gusta versus lo que tengo que interpretar. Tengo que trabajar muy duro y ser honesta, tengo que esforzarme bastante en todo. Pero me estoy divirtiendo al ir entendiendo a la comedia. Me la estoy pasando bien intentando recordar lo que he observado de otras personas y de mi propia experiencia, lo que a uno lo atrasa y lo que nos impulsa hacia adelante.

¿Cómo fue la transición entre ‘La boda de Rachel' y ‘Guerra de novias'?

Terminé ‘La boda de Rachel' como a principios de noviembre de 2007 y de ahí pasé a la producción de ‘Guerra de novias' en abril, pero había mucho trabajo que se necesitaba hacer sobre el guión entre nosotras dos, así que básicamente empecé a trabajar en enero.  ‘La boda de Rachel' fue una experiencia tan predominantemente perfecta que necesitaba ir a trabajar en algo que no se le pudiera comparar.

Con estilo ‘burtonesco'

También ha trabajado con Tim Burton en ‘Alicia en el país de las maravillas'. ¿Le fue bien?

Estoy muy contenta al decir que sí. Tengo un papel pequeño en la película, solo trabajé como nueve días en ella, pero fue un hermoso e irreal sueño hecho realidad. Una de las experiencias más asombrosas fue estar en el taller artesanal de Tim Burton -el director- y conocer a todos los modistos que han trabajado con él durante años y quienes han interpretado su estética para brindarla al mundo.

Soy una de las más grandes fanáticas de Tim Burton y con lo que me identifico visualmente es muy ‘burtonesco'; así que de repente estar rodeada de todos mis héroes, quienes básicamente han moldeado mí estética personal, fue bastante grandioso.

¿Tiene alguna película para filmar o se tomará un descanso?

Me encantaría trabajar, pero parece que me voy a tomar un descanso ahora pues no hay trabajo en el que me quieran ocupar, así que básicamente me enfrento al desempleo. Son tiempos difíciles y nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que va a suceder. No soy inmune a todo eso y por eso disfruto tanto la actuación, siempre pienso que quizás no se vuelva a dar.

¿Qué le gusta hacer cuando no está trabajando?

Leo, comparto con mis amigos, me encanta montar a caballo, viajo, sueño y escribo un poco. Tengo una vida muy calmada en un apartamento en Nueva York que me gusta estar re decorando. Aunque mis padres ya no viven en Nueva Jersey, me gusta vivir ahí, pues de pequeña siempre soñé con ser artista y vivir en Manhattan. No me voy a alejar de ese sueño por nada en el mundo. Pero como trabajo en Los Ángeles tengo varios amigos a quienes visito cuando paso periodos extensos de tiempo allí.

¿Es Nueva York un buen lugar para vivir en paz?

Sin decir que es perfecto, es lo mejor que hay. Cuando la gente de Nueva York se te acerca para hacerte un cumplido, encuentro que es bastante genuino... he llegado a la etapa en donde se me quedan viendo en una feria pero no necesariamente me interrumpen.

En cambio, en Los Ángeles todo es distinto. Un día me persiguió un paparazzi por la autopista durante dos horas. En Nueva York todavía puedo moverme, y hasta perderme.

Por El Espectador

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