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El sexo como juego

‘Parejas compartidas’, que se estrena por el canal Travel and Living (TLC), habla del modo de vida de los ‘swingers’.

Liliana López Sorzano
19 de noviembre de 2012 - 12:41 a. m.

“No estamos haciendo nada malo, sólo estamos viviendo nuestras vidas”, afirma Loveless, quien empezó a intercambiar parejas después de tres meses de noviazgo con Dana, y vive con ella desde hace dos años. Su estilo de vida, como se suelen referir al hecho de ser swingers, es invitar a otra mujer a la relación sexual. Dana se siente cómoda jugando con otras mujeres, aunque sea como coqueteo o para entretener a su pareja.

Parejas compartidas es la nueva serie de TLC que se adentra en un mundo misterioso y atrevido: sigue a cuatro parejas de Atlanta, Estados Unidos, que viven una doble vida intercambiando a sus compañeros y compañeras. Llama la atención que hayan escogido a Atlanta siendo una ciudad del sur, conservadora y religiosa. Según el productor Jon Sechrist, lo hicieron porque les parece que hay esa tensión entre la ciudad conservadora y el pensamiento liberal de los swingers. “Queríamos hacerlo en un lugar en el que la gente no se esperara que existiera este tipo de prácticas. Era predecible hacerlo en otra ciudad como Nueva York o San Francisco”, explica Sechrist.

En el mundo de los swingers hay diferentes estilos, pero al final de cuentas todo se trata de diversificar las parejas sexuales con el consentimiento del otro, donde la fidelidad del lazo emocional no se ve comprometida por la fidelidad sexual.

“Hay muchas mujeres bonitas, pero el lazo emocional lo tengo solamente con una. Si hablamos en un nivel sexual, también hay muy buen sexo allá afuera, pero no creo haber encontrado una persona que me satisfaga más que Dana porque ella me conoce por dentro y por fuera”, confiesa Loveless. Muchos se preguntan cuál es el punto de tener sexo fuera de la relación si en casa ya es ideal.

A lo cual, Jeff, casado con Misty, responde que la energía sexual que genera su estilo de vida es emocionante. “Nuestra vida sexual mejora gracias a las experiencias que tenemos con otras personas. No se trata de reemplazar, sino de potenciar”.

Todos parecen sentirse muy seguros de sus sentimientos, casi invulnerables respecto al cúmulo de experiencias que puedan tener fuera de la relación, y creen que el amor seguirá intacto. “Es cuestión de confiar en tu pareja. De tener la mejor de las comunicaciones”, sentencia Rebecca, quien está casada con Chris.

Lo que los alienta a intercambiar parejas y a jugar es luchar contra la rutina, una necesidad de emoción y de novedad en la que han encontrado la supuesta clave para una relación duradera. Buscan también la validación del otro, saberse atractivos y confirmar la habilidad para conquistar. Sin embargo, están de acuerdo en que este estilo de vida no es la solución para la infidelidad porque dentro de los swingers también existe el engaño.

Las parejas concluyen que el programa representa un pequeño avance en cuanto a conciencia humana y evolución. Están convencidas de que su estilo de vida es parte de una segunda liberación y revolución sexual. “Todos tenemos fantasías y hay que ser valientes para intentar realizarlas y, al mismo tiempo, ser fiel a sí mismo”.

Para algunos, este estilo de vida resulta extraño e inviable, incluso moralmente inaceptable, pero estas parejas se sienten orgullosas de la “normalidad” con que logran funcionar en una sociedad que rechaza su comportamiento.

TLC. Miércoles a las 11:00 p.m.

Por Liliana López Sorzano

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