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Hace poco más de un par de meses El Espectador registró un hecho histórico, por primera vez Colombia pudo ganarle a Japón en una competencia de robótica. Hoy esta ilusión vuelve a brillar, esta vez en Corea del Sur con la representación de 32 adolescentes colombianos que pondrán a prueba sus máquinas con las de otras 30 delegaciones provenientes de diferentes países.
El vuelo de Emanuel Echeverri, uno de estos participantes colombianos, despega hoy. Su ilusión de conocer otro país y cultura, con la esperanza de traer a su nación el título que lo acredita como campeón de la competencia, está acompañado de una serie de esfuerzos.
No es solo la preparación de dos meses por la que ha atravesado este joven de 16 años para dar lo mejor de sí, es también el esfuerzo de su familia, que incluso tuvo que vender ciertas cosas del hogar para financiar los tiquetes, hospedaje y alimentación, que hoy le permiten a Emanuel subirse a ese avión.
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“Se siente bien saber que el enemigo es fuerte y también que es avanzado. Esta es una gran posibilidad para probar los diseños que uno crea y compararlos con los del otro. Porque sin derrotas y sin demostrar las debilidades de uno mismo no se aprende, hay que mejorar los errores y perfeccionar el robot para ganar sí o sí”, mencionó Emanuel en su entrevista con El Espectador.
Juan Fernando Zapata, profesor del Colegio Benedictino de Santa María, en Medellín, institución educativa que desde hace cinco años se embarcó en la misión de crear un semillero de investigación con enfoque en robótica, del cual Emanuel es resultado de ese trabajo, explicó que parte de los esfuerzos que se han adelantado es proveer a los estudiantes un kit de robótica con las piezas necesarias para que los jóvenes puedan conseguir.
El Espectador, en otras competencias, ha encontrado que en promedio la fabricación de uno de estos robots puede superar el millón de pesos, por lo que dicho apoyo es un acto significativo.
“En el colegio la formación que reciben estos jóvenes no se limita a la tecnología, las habilidades que ellos aprenden se combinan con valores como el trabajo en equipo, el respeto hacia el otro y la comprensión del otro. Elementos clave que pueden ser significativo para la competencia y el crecimiento profesional”, asegura Zapata.
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Estos jóvenes competirán durante el próximo 1 y 2 de agosto. Dentro de las categorías en las que concursarán se encuentran ‘Sumo’, que consiste en que gana la máquina que saca del dojo al robot de su oponente. También está ‘Voleibol’, donde los robots tienen que lanzar pelotas al terreno de su enemigo y se lleva la victoria aquel que finaliza con el menor número en su campo.
Emanuel sueña con convertirse en ingeniero aeroespacial, o desarrollar alguna carrera que le permita dar continuidad a su pasión por la robótica. En su mente sabe que esta es una de las tecnologías que brillará en la cuarta revolución industrial y sus aspiraciones lo llevan a ser parte de ese hito histórico desde Colombia.