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Donde los hackers se reinventan

Genios y aficionados se reúnen para modificar libremente programas de sistemas y tecnología.

Laura Juliana Muñoz
04 de noviembre de 2012 - 06:37 p. m.
Bogohack es una comunidad de desarrolladores de hardware con un laboratorio que comparte con ‘hackers’, genios y aficionados a la tecnología. / Julián Mora Oberlaender
Bogohack es una comunidad de desarrolladores de hardware con un laboratorio que comparte con ‘hackers’, genios y aficionados a la tecnología. / Julián Mora Oberlaender

Los escenarios y el público son variados. Salón, garaje, taller o laboratorio. Hackers, científicos, aficionados, genios, “cacharreros”. Estos son los hackerspaces, o espacios en los que las personas interesadas en ciencia, tecnología y electrónica pueden salir del plano virtual por un momento y estar en una comunidad en la que comparten y juntan esfuerzos para convertir una idea en una realidad.

El lema podría ser: “¡Que viva el código abierto!”. La idea es tomar software y hardware libres para modificarlos y redistribuirlos gratuitamente, de modo que otros también tengan la oportunidad de saber cómo funcionan, encontrar problemas y soluciones, reducir costos, acelerar procesos, desarrollar tecnología y, sobre todo, divertirse.

En un hackerspace no hay empleados y las reglas se hacen entre todos. También se programan talleres de “hazlo tú mismo” y sobre open source (código abierto), con temas como Maddog, un famoso promotor de software libre, o Arduino, una plataforma de hardware libre.

Estas comunidades se mueven en todo el mundo, en especial en Estados Unidos y Europa. En Colombia, este es un campo que ha dado sus primeros pasos con grupos como Bogohack (www.bogohack.co), Hackbo (www.hackbo.co), Un/Loquer (www.unloquer.org) y GNU/Linux Universidad Distrital (www.glud.org).

Bogohack es la primera empresa en proponer un hackerspace enfocado a “cacharrear” con open hardware, es decir, la tecnología que se puede tocar. Sus creadores son Víctor Gómez y Juan Pablo Calderón. Gómez, 32 años, ingeniero electrónico de la Javeriana, constructor o el que hace que las cosas pasen, hacker. Calderón, 34 años, físico, máster en sistemas evolutivos y adaptativos, doctor en ingeniería, primer organizador de una charla TEDx (Tecnología, Entretenimiento y Diseño) en Colombia.

Ellos buscan que los interesados se encuentren para armar y desarmar máquinas, analizar qué hay en el mercado y llenar los vacíos, desarrollar en conjunto tecnología abierta, hackear y piratear. “Hackear visto como descubrir tecnología para Colombia, aprender y compartir para crecer. Y que nos pirateen, para que lo manipulen y lo ayuden a desarrollar. Es que para que esto funcione se necesita constante evolución”, explica Gómez.

La impresora 3D es un ejemplo de cómo trabajaron con hardware libre en su hackerspace. Este es un aparato que se ha vuelto muy popular entre quienes necesitan fabricar modelos de forma rápida y barata, como diseñadores, artistas, arquitectos y hasta zapateros. De hecho, si se llevara más lejos, como en otros países, se podrían imprimir prótesis, joyas y prototipos de edificios y automóviles.

Gómez y Calderón compraron las partes por internet, otras en una ferretería; las ensamblaron ellos mismos, lo que les permitió hacer mejoras; descargaron gratis el software para programar y ahora ya pueden imprimir cualquier modelo pequeño en tercera dimensión.

También trabajan con escáner 3D y venden tecnología para vestir, como guantes con direccionales o una banda luminosa que se puede coser a la ropa. “Pero ese es sólo un comienzo, unos productos. Le apostamos más a educar a los colombianos para que la tecnología se haga acá, que no todo se importe de otro país”, asegura Víctor Gómez.

Si esto se lleva a un hackerspace las personas pueden intervenir en los diseños, arreglarlos, crear otros más avanzados e, incluso, ganar dinero con ellos. A través de Bogohack, por ejemplo, pueden ensamblar sus invenciones, imprimir sus partes, promoverlas en una tienda virtual y conectarse con empresas y otros “inventores” que las necesitan.

El círculo de “hacer y compartir” no se cierra ahí. Cuando una creación es open source, como la impresora 3D, se publica cómo se hizo, con el fin de que sea clonada, y también se revela cómo se convierte en un negocio. De esta forma, hasta las compañías rivales se interesan más en el descubrimiento genuino y no en volver a inventar lo mismo sólo por decir “yo lo hice”.

Por Laura Juliana Muñoz

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