"Hay que salir y conocer a los usuarios"

Uri Levine, cofundador de la aplicación móvil ‘turn-by-turn’ Waze.

Uri Levine odiaba ser el CEO de Waze. Lo reconoce con esas palabras. Para él, lo más divertido fue emprender la ruta incierta y emocionante de darle arranque a un startup que llegó a competirle a una compañía del nivel de Google en la tecnología turn-by-turn (navegación georreferenciada para conductores, que les indica el mejor camino para tomar).

Por esa razón, cuando el año pasado Waze quedó en manos de Google, Levine decidió que era mejor no tomar esa curva y continuar siendo, como él mismo se define, un empresario y un mentor. Waze, sin embargo, sigue siendo la consentida, pues fue la primera gran aventura de éxito, y por eso, Levine vino a Colombia para hablar, en el marco de Andicom 2014, de esa experiencia como emprendedor y las claves que, cree, se deben tener en cuenta a lo largo del camino de herradura que conduce a los triunfos.

Waze comenzó en 2006 adaptado para las agendas electrónicas de bolsillo, pues en ese momento los teléfonos inteligentes no eran el gigante que son hoy. La aplicación se fue construyendo con los consumidores, quienes, con tecnología GPS, generaban el mapa conforme conducían. En esos doce meses pasaron de tener un usuario a contabilizar 726.

Lo que vino después fue un periodo de definirle el ADN al negocio y recaudar fondos. “No y no, y no, y no, y no” es lo que, según Levine se recibe como respuesta en un principio. De manera que, para encontrar la idea y los millones de la idea millonaria, este emprendedor israelí recomienda tomarlo como si fuera la búsqueda del amor verdadero. “Si no estás enamorado, sigue saliendo y teniendo citas”. Por otro lado, hay que convertirse en un contador de historias, ‘echar el cuento’ y pensar en los inversionistas como consumidores.

De Waze, lo que a Levine le quedó como lección es que hay que salir, conocer a los usuarios y entender su “dolor”. A este hombre de 49 años lo que le interesa sobre todo son los consumidores que fracasan. Por eso él habla del “embudo del consumidor”, es decir, filtrar a los que tienen la vida solucionada y concentrarse en los que, por un lado, tienen un problema que la tecnología podría resolver y, por otro, los que, teniendo esa herramienta, no logran apropiarse de ella. Al problema de los primeros hay que encontrarle la solución y al obstáculo de los segundos hay que encontrarle el origen y arrancarlo de raíz.

“Si fracasaste en algo… qué buena noticia, encontraste algo que no funciona y lo puedes descartar. Ojalá fracases rápido”. Para él, la tecnología a veces impone muchas trabas y tiene elementos que desmotivan a los usuarios, como por ejemplo pedirles que se registren para acceder a una aplicación. Desenredar esos nudos es tarea del emprendedor, quien, por demás puede encontrar una mina de oro en el negocio de la apps, que, según él, no va a hacer nada distinto a seguir creciendo.

En Colombia, Levine ha tenido acercamientos con aplicativos como Tappsi y cree que el futuro es grande, sobre todo porque, para él, es evidente cómo las condiciones de seguridad están mejor ahora que en los años noventa, cuando visitó el país por primera vez.

Luego de los US$1.100 millones que pagó Google por Waze, Uri Levine se dedicó a sacar adelante su nuevo proyecto, FeeX, ‘el Robin Hood de los recargos’, que ayuda a las personas a encontrar cuáles son los costos de la inversión que quieran hacer y cómo reducirlos. De acuerdo con él, las ideas nunca se dejan de trabajar, siéntase bien si queda mucho por hacer. “No hay peor enemigo para el ‘funciona muy bien’ que el: ‘funciona perfecto’”.