Nintendo se juega la vida con su nueva consola, Switch

La empresa japonesa llega de nuevo al mercado con un dispositivo refrescante y atractivo que tendrá que superar varios obstáculos para convertirse en el éxito que la compañía espera.

Juan Carlos Rincón Escalante
03 de marzo de 2017 - 03:00 a. m.
Bloomberg
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Nintendo necesita con urgencia que su nueva consola, la Switch, sea un éxito rotundo. Después del estruendoso fracaso de la Wii U, que sólo vendió 13 millones de unidades y que cometió el pecado de ser una máquina olvidable fuertemente cuestionada por la crítica y los jugadores, las finanzas de la legendaria empresa japonesa están complicadas.

Si bien el Wii fue el rey indiscutible en ventas de su generación, con poco más de 100 millones de unidades distribuidas por el mundo, y el Nintendo DS es la segunda consola más vendida en la historia, sólo detrás de la PlayStation 2, los últimos años han sido desastrosos para Nintendo. Su Nintendo 3DS, a pesar de que se ha vendido, demuestra que los celulares inteligentes están capturando el presente (y, más preocupante aún para los japoneses, el futuro) del mercado de los juegos móviles. Por eso, la Nintendo que conocemos se juega la vida con la consola que lanza este viernes.

Si la Switch es un fracaso de las proporciones de la Wii U, Nintendo no va a desaparecer, pero seguramente tendrá que abandonar el desarrollo de consolas para concentrarse en lo que sí se sigue vendiendo como pan caliente: juegos que tengan que ver con Mario, Pokémon o Zelda.

Ya hemos visto los primeros resultados de esta estrategia, que busca desligar a Nintendo de sus consolas, con la publicación de varios juegos para celulares inteligentes, los más notables de los cuales son Pokémon Go (que, por cierto, no diseñó esta empresa) y Super Mario Run. Este año vienen más juegos de este estilo en camino.

Pero Nintendo no se muere de ganas de volverse una compañía de juegos para celular. Desde sus inicios ha sido una compañía transgresora, obsesionada con la evolución de la tecnología, siempre y cuando ésta sirva para hacer mejores experiencias para los jugadores.

La Switch es el resultado directo de esa estrategia. Es una máquina fascinante y refrescante, que se atreve a ser diferente: mientras Sony y Microsoft luchan por ver quién puede reproducir juegos en la mejor calidad de imagen posible y buscan que sus consolas se aproximen a la experiencia técnica de jugar en un computador, Nintendo salió con una tableta que, además, tiene controles que sirven como joysticks tradicionales y como los del Wii original, con seguimiento del movimiento. Eso no significa que tenga el éxito garantizado, pero no deja de ser admirable que en el mercado moderno Nintendo tenga la valentía de vivir y morir apostándole a lo que siempre ha sido.

Frente a las ventas lentas de la 3DS, la respuesta de Nintendo fue “listo, entonces hagamos una consola que sirva para la casa y también para ser portátil”. Arriesgado eso de abandonar la única fuente de ingresos que opacaba el desangre de Wii U, pero necesario para que toda la compañía se concentrara en la Switch.

El resultado es un diseño atractivo y creativo que ha llamado la atención de muchas personas. Es poco, sin embargo, lo que sabemos del desempeño de la consola como tal y, como siempre, arranca con problemas: pocos juegos para su lanzamiento, está en duda el apoyo de desarrolladores que no sean Nintendo y un precio ridículamente alto para sus accesorios y periféricos, que empeora en Colombia por el dólar fuerte y un mercado excesivamente caro. Pagar cerca de dos millones de pesos por una Switch más un juego no es, en este momento, una decisión razonable.

Dicho eso, si Nintendo la saca del estadio, todos ganamos: ante el estancamiento a veces aburridor de Xbox y PlayStation, no está de más que venga una compañía llena de colores a cumplir lo que dijo Shigeru Miyamoto, creador de Mario, en una entrevista para Vox: “Cuando me insisten mucho en que haga algo, yo hago lo contrario”. Fórmula que nos ha dado las mayores genialidades en la historia de los videojuegos. Los dejo con un último dato esperanzador: la última vez que Nintendo lanzó una consola con un juego nuevo de Zelda terminó revolucionando la industria y vendiendo 100 millones de Wii. Ojalá repita.

Por Juan Carlos Rincón Escalante

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