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La pantalla que perdió brillo

El fracaso en la licitación para escoger a la empresa que desplegará la red del sector público ha hecho que los canales privados pierdan interés en el proyecto.

David Mayorga
07 de febrero de 2013 - 08:56 a. m.

Hace dos años, el 4 de febrero de 2011, Colombia estaba a punto de entrar a la era de la televisión digital. Para entonces, el Gobierno, por medio de la hoy extinta Comisión Nacional de Televisión (CNTV), había escogido el estándar europeo DVB-T para desplegar una tecnología que les permitiría a los colombianos ver imágenes en alta definición, con mayor calidad de audio, y a los concesionarios explotar diversas opciones de negocio. Un mundo que, en el papel, se materializaría en 2019.

Pero hoy esa fecha parece estar mucho más lejana, pues el balance es completamente desesperanzador: los únicos que han adoptado el estándar son los canales privados, que hoy cuentan con un despliegue de redes de alrededor del 40% del territorio, mientras que la televisión pública, que para finales de 2012 debía tener un despliegue de 49%, ni siquiera ha despegado.

“El gran problema es que a los privados les pintaron un negocio millonario en el que creyeron, invirtieron alrededor de $25.000 millones en equipos y despliegue de redes y hoy, dos años después, no hay frecuencias determinadas y no hay oferta comercial”, explica Juan Carlos Gómez, consultor privado de telecomunicaciones.

Hay que aclarar que esta tardanza por parte del sector público tiene dos explicaciones. Por un lado, en sus últimos días la CNTV decidió actualizar el estándar tecnológico a DVB-T2, una evolución que, aunque ofrece mejoras como una menor potencia en la transmisión o mayor multiplicidad en las señales, generó un retraso en el cronograma. Para rematar, el año pasado se declaró desierta la licitación para escoger a las empresas que debían adelantar el despliegue de la red.

“Es muy curioso que ninguna de las empresas que se presentaron, todas internacionales con una trayectoria destacada, no haya cumplido con los requerimientos del pliego”, señala Julián Cardona, presidente de la Asociación Colombiana de Ingenieros (Aciem), para quien mucha de la responsabilidad recae sobre el Gobierno: “Hicieron a un lado al equipo de ingenieros colombianos que la habían estructurado por cumplir con un acuerdo firmado con España para la etapa de calificación de propuestas”.

La segunda explicación se da con la desaparición de la CNTV, que derivó en que sus funciones se repartieran entre diferentes entidades. Esa reorganización, efectiva solo en el primer trimestre de 2012, hizo que temas puntuales, como el de la televisión digital, quedaran rezagados. Hoy no se tiene un mapa de ocupación del espectro en las frecuencias destinadas para este proyecto (canales 14 a 20), la reapertura de la licitación está en fase preliminar y la Agencia Nacional de Televisión, mientras coordina su agenda, ha destinado no más de $3.000 millones.

Esta entidad, sin embargo, ya puso el tema sobre el escritorio de Diego Molano, ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), quien sabe que es urgente recobrar el tiempo perdido para que en 2019 el sistema esté funcionando.

Pero los canales privados ya no creen tanto en la televisión digital, sobre todo al ver que la oferta en internet le ha quitado fuerza. “Ya no tienen el mismo entusiasmo”, dice bajo reserva un funcionario cercano al tema. Incluso, analizan una posible demanda.

 

* El Espectador hace parte del mismo grupo de medios al que pertenece el canal privado Caracol Televisión

Por David Mayorga

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