Participar en una revolución a través de un videojuego

Este título explora los acontecimientos que en 1979 llevaron a la caída del Shah, en Irán, y a la instalación de un gobierno islámico. Sus creadores lograron un difícil balance entre creatividad y verdad histórica.

Global Voices - Hamid Yazdan Panah
26 de abril de 2017 - 09:52 p. m.
Cortesía
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Irán sigue siendo un tema importante para cineastas y periodistas por igual. Pero encontrar un lente para ver el país sin prejuicios, sesgos o exotismo es un reto que no muere. Los nobles intentos de occidentales para mostrar el lado humano de Irán usualmente echan mano de puntos de vista orientalizados que terminan por demonizar al país y su historia. Y buena parte de las obras que los mismos iraníes han producido para audiencias en Europa o Estados Unidos han terminado por reducir las complejidades iraníes a unas postales de fácil consumo para Occidente. 

Sin embargo, un videojuego logra la rara proeza de proveer una narrativa accesible y real sobre la historia iraní sin ceder en creatividad o contenido. “1979 Revolution: Black Friday” presenta una plataforma entretenida para los jugadores que busquen buenas historias, así como la oportunidad de explorar una de las revoluciones más icónicas del siglo pasado, y que aún hoy tiene poderosas repercusiones en Irán. (Escuche "¿Por qué amamos los videojuegos?")

El juego, desarrollado por Navid Khonsari, un iraní residente en Estados Unidos, emplea un modelo de “escoja su propia aventura”, lo que le permite al jugador tomar decisiones significativas que estén atadas a los temas políticos y sociales del momento.

Tiene numerosos toques que le permiten identificarse a una audiencia iraní, pero sin perder a quienes no estén tan metidos en la historia del país. 

Una historia de dos revoluciones
La acción del juego empieza justo después de la revolución. El personaje se encuentra en los calabozos de la prisión de Evin, interrogado por uno de los monstruos posrevolución, el fiscal de Teherán, Assadollah Ladjevardi. Lejos de idealizar al Irán pre revolucionario, el juego intenta examinar cuál fue el clima político que desembocó en la caída del Shah: esto provee un panorama equilibrado de cuáles eran las fuerzas y las tensiones al interior del país.

La interacción entre el protagonista y Ladjevardi es el punto de foco del juego, pues contrasta los dos lados que pelearon contra el Shah en los acontecimientos de 1979. Muchos de los que asumieron el poder después de la revolución emplearon las mismas tácticas políticas, implacables, del anterior gobernante, mientras que otra porción de quienes se oponían al Shah continuaron su lucha por mayores libertades. 

Al explorar esta dinámica, el juego nos recuerda que todas las revoluciones tienen el potencial de producir, no sólo oscuridad y barbarismo, sino actos heroicos de sacrificio, pasión y coraje.

Elecciones y consecuencias
El juego se centra en las decisiones que el personaje debe tomar, como resultado de su actividad como activista y fotógrafo. Esto incluye dilemas filosóficos como la posibilidad, o no, de apoyar la lucha pacífica por encima de la violencia, la lealtad hacia la familia por encima de las alianzas políticas. Las elecciones del jugador producen consecuencias, claramente, y son un espejo de la difícil situación que los activistas debieron enfrentar durante la revolución.

Uno de los puntos flacos del juego es su relativa brevedad y el hecho de que la historia se desarrolla, por momentos, como en una película, en vez de ser conducida por la mecánica del juego como tal. 

En el mundo real, los eventos de la revolución de 1979 siguen siendo un punto de discusión álgida, tanto en Irán, como en los expatriados. Hay quienes justifican la dictadura del Shah, así como otros que ven los hechos bajo una óptica romántica, ignorando la complejidad del escenario que vino a continuación. Es raro encontrar un recuento que no esté coloreado por la idoelogía.

“1979 Revolution: Black Friday” camina esta fina línea. Los grupos y organizaciones que participaron en la revolución son tratados con respecto y son puestos en su debido contexto. El juego provee una representación de la diversidad de individuos que se involucraron en estos eventos, incluyendo mujeres y sectores de izquierda, dos poblaciones que continúan sin poder en el Irán de hoy.

Finalmente, la atención al detalle del juego es notable. Incluye docenas de puntos de referencia históricos, desde fotos y audios, hasta el recuento de incidentes importantes. Las calles muestran grafitis de la era y los cantos y eslóganes son los mismos que se escucharon hace más de 30 años en Irán. Esta historia interactiva provee una excelente ventana hacia un periodo de tiempo al dejar al jugador en la mitad de la revolución.

El fnal del juego, muy acorde con toda su narrative, incluye una dedicación a “todos los padres e hijos de la revolución”: un recuerdo de que su legado sigue siendo más relevante que nunca.

*La versión original de este texto fue publicada por Global Voices. Licencia Creative Commons.

Por Global Voices - Hamid Yazdan Panah

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