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Las preguntas correctas de Bruce Dickinson

El invitado más especial de Campus Party dejó a un lado su faceta como vocalista de Iron Maiden y habló sobre su experiencia como ángel inversionista y creador de empresas. Una historia que sobrepasa los acordes.

Lorena Machado Fiorillo
13 de octubre de 2013 - 09:00 p. m.
Para Dickinson, la voz de la banda Iron Maiden, el contacto con los humanos es esencial para vender un producto.  /AFP
Para Dickinson, la voz de la banda Iron Maiden, el contacto con los humanos es esencial para vender un producto. /AFP
Foto: AFP - RAUL ARBOLEDA

Faltando un día para que Campus Party llegue a su fin, Bruce Dickinson, la voz inmortal de la legendaria banda de heavy metal, Iron Maiden, aterrizó para llenar de ilusión a todos los campuseros que a punto de clics revolucionaban el mundo 2.0 y se contagiaban de un ídolo que une sus dos más grandes pasiones: la música y la aviación. En una sala repleta, la estrella de canciones como “Run to the hills” y “The number of the beast”, dio un discurso sobre los aciertos y las falencias que ha tenido a lo largo de su faceta como empresario.

De los pantalones de cuero negro a la corbata y camisa con franjas amarillas apuntada hasta arriba, el británico, que ha comandado el Boeing "Ed Force One" para las giras mundiales del grupo, se subió al escenario para hablar de la misma excitación que le producen tanto pilotear aeronaves como apostar por ideas de personas que realmente quieran cambiar el mundo y no se conformen con quedarse inmóviles en sus sillas. “Todo lo que queremos está en la naturaleza. Newton no inventó la gravedad, sino que hizo la pregunta correcta: ¿por qué? La gravedad siempre estuvo ahí. Nosotros solo somos unos simples observadores pero debemos ser quienes miran correctamente. Si estás sentado en el mismo sitio todo el tiempo, no lo verás, hay que moverse”.

En una conferencia cargada de humor negro y anécdotas, como si fuera un concierto en vivo en los que sus fanáticos entonan sus letras, Bruce Dickinson hizo énfasis en que un emprendedor lo primero que debe hacer, por más que parezca imposible, es tomar riesgos o realizar algo completamente diferente que se ajuste a las demandas de quienes necesitan un producto o servicio. Tras atravesar la quiebra de su primera empresa de aviación y el despido de 500 personas, su conclusión es que siempre hay que pensar en el peor escenario posible sin perder las ganas de seguirlo intentando. “Mi primer negocio fue cuando tenía cinco años. Vestía un casco de bombero, una capa como la de Superman, y tenía la escalera de mi camarote. Caminaba por el barrio esperando que las casas se incendiaran. La idea es que iba a rescatar gente de un incendio y me iban a pagar por eso, pero no funcionó realmente. Fue decepcionante, primordialmente, porque fallé en mi investigación de mercado. ¿Cuántas casas se incendian espontáneamente en el barrio? No muchas. Entonces no me defraudé”.

Bruce Dickinson, el cantante que de niño quería ser astronauta, ha tenido una vida plagada de malas escogencias de las que ha aprendido lo suficiente para ganar experiencia en los negocios y hoy, a los 55 años, es uno de los motivadores empresariales más sobresalientes del mundo. Desde la vez que quiso alquilarle colores a sus compañeros de colegio pero nadie le pagaba, hasta la compañía que importaba trajes de esgrima y que le enseñó a elegir buenos socios, Dickinson se ha movido entre negocios disímiles y paralelos a su carrera musical.

En la conferencia, el inglés también habló sobre la relación emocional que tenemos con las marcas, que explica cómo escogemos productos que muchas veces no son los que necesitamos. Su ejemplo aclaraba por qué había sido uno de los primeros usuarios de portátiles Apple y por qué no usa un smartphone sino un celular Nokia de la década pasada. “No necesitas todo lo que una compañía te quiere vender. Es una relación personal con la compañía”. En un presente donde la tecnología y la revolución digital están permeando cada vez más las distintas dimensiones del comportamiento humano, Dickinson reflexionó sobre la importancia de la comunicación para poder construir un legado en el que el lenguaje es lo que verdaderamente importa. “Vender cosas involucra hablar con la gente. Cuando me refiero a hablar, no me refiero a Facebook o email. Hablar es hablar de verdad. Somos criaturas sociales. De hecho, en la industria musical, a pesar de que ya casi nadie paga por música en términos de descargas y comprar discos, la música en vivo sigue más fuerte y grande que nunca. ¿Por qué? Porque queremos estar con la gente. Por eso es que no estamos haciendo esta conferencia por Skype, sino que están acá. Quieren ver un ser humano de carne y hueso. Soy un ser humano, no una especie de robot de Arnold Schwarzenegger, y pueden sacar mucho más de ver cómo muevo las manos y de mi lenguaje corporal, de lo que pueden sacar de una interacción social por internet. Así que cuando están vendiendo algo, tengan en cuenta el valor del discurso humano, del contacto real. Porque si te equivocas, y eres un emprendedor o un creativo con una idea que no puedes hacer solo, necesitas socios en los que puedas confiar. Deben ser una extensión de tus brazos y piernas".

Por Lorena Machado Fiorillo

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