¿Qué implica el fallo de la Unión Europea contra Facebook?

Organizaciones civiles, académicos y la misma plataforma expresaron dudas por las repercusiones que esta decisión puede tener sobre asuntos como la libertad de expresión y el desarrollo libre de internet. Estas son las claves del tema.

Santiago La Rotta.
03 de octubre de 2019 - 08:52 p. m.
AFP
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El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) emitió un fallo contra Facebook que, además de solucionar un pleito específico, abre una senda interesante sobre cómo seguirá creciendo internet en el corto y mediano plazo.

La decisión, que se conoció este jueves, indica que los tribunales europeos pueden ordenarle a la compañía bajar de su plataforma material que haya sido declarado ilegal por jueces de la Unión Europea bajo los parámetros de injuria, calumnia y afectación a la honra.

La demanda que falló el Tribunal resuelve un pleito entre Eva Glawischnig-Piesczek, una antigua líder del Partido Verde de Austria, y Facebook: la líder política reclamaba la retirada de contenido que afectaba su buen nombre, según un fallo de la justicia austríaca, que residía en la página de un usuario de esta plataforma. Además de esto, reclamaba que también debían retirarse piezas que fueran iguales o equivalentes a las declaradas como ilegales por la justicia. El fallo del TJUE exige que el bloqueo al acceso de este contenido sea global.

Los alcances y posibilidades que abre el fallo logró algo que no sucede con facilidad: poner en la misma orilla del río a Facebook y a sus críticos. El principal argumento de quienes ven problemas en la decisión de la justicia europea son las implicaciones que puede tener para el ejercicio de la libertad de expresión en internet a escala global.

A través de un portavoz de Facebook para Latinoamérica, la empresa dijo que “esta sentencia plantea cuestiones críticas en torno a la libertad de expresión y socava el principio de larga data de que un país no tiene derecho a imponer a otro sus leyes sobre la libertad de expresión. En Facebook ya contamos con Normas Comunitarias que establecen lo que las personas pueden, y lo que no pueden, compartir en la plataforma, y tenemos procesos para restringir contenido si es que efectivamente viola leyes locales. Esperamos que las cortes adopten un enfoque proporcional y mesurado para evitar que haya efectos inhibitorios sobre la libertad de expresión".

En general, los fallos de la justicia europea sobre el alcance, poderes y responsabilidades de las empresas de tecnología suelen ser tenidos en cuenta por otros sistemas judiciales como puntos de referencia importantes (aunque no precedentes legales). Lo preocupante en este caso es la naturaleza de la demanda y la respuesta del TJUE, pues lidia con asuntos volátiles como injuria, calumnia y la protección al buen nombre: un discurso que puede ser considerado injurioso bien podría pasar como ejercicio de libertad de expresión en otro. La línea en este tema no es del todo clara e incluso hay discusiones en algunas jurisdicciones acerca de la posible despenalización de estos casos.

El otro aspecto que algunos observadores consideran problemático es lo que tiene que ver con contenido equivalente. ¿Qué significa eso exactamente? No hay una respuesta del todo clara, pero, exponiendo los peligros del fallo, podría cobijar temas como la sátira, de acuerdo con Carolina Botero, directora de la Fundación Karisma.

“Es un fallo muy complicado porque va en contravía de las tendencias de protección de libertad de expresión. Preocupa el alcance mundial del fallo, pues eso puede ser aún más complejo y termina por volver a las plataformas policías y jueces del tema”, dijo Botero.

De fondo, a lo que se refiere Botero es a la forma como se implementaría la vigilancia de que un contenido igual o equivalente no sea incluido en la plataforma de nuevo. Esta labor, debido a la escala y alcance de una compañía como Facebook, se haría de forma automatizada. En otras palabras, la haría un computador. Y esto no es una buena noticia para el ideal de un internet abierto y libre.

“Hay un problema con el filtrado automatizado. El tema delicado acá es que en estos temas el contexto de la información, alrededor del contenido, es muy importante. Definir qué es injuria o calumnia no lo puede hacer un robot y tampoco quisiéramos que lo hiciera. Acá hay implicaciones de fondo en temas como censura”, dice José Luis Peñarredonda, investigador de Linterna Verde, una organización que se dedica a entender y fortalecer el debate público en la era digital.

En una línea similar se pronunció Laura Isaza, de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), al decir que “hacer responsable a los intermediarios es dar un incentivo para la censura”.

Botero añade que “lo que este fallo lleva a pensar en que serán los jueces quienes definirán cómo debe ser usada la tecnología para hacer control de contenidos”.

El fallo expone líneas de falla en temas que, en la era digital, no resulta fácil zanjar. Peñarredonda lo expone de esta forma: “Hay un dilema muy claro entre derecho a la honra y libertad de expresión. Y ahí alguien va a perder. No hay una solución clara: se deja de proteger el nombre de la gente o se ponen filtros automatizados. Este tipo de discusiones seguirán a futuro y terminarán por definir el modelo de internet que tendremos: más abierto y libertario o controlado y centralizado”.

Por Santiago La Rotta.

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