Samsung, de nuevo en la mira por los problemas judiciales de su vicepresidente

El alto ejecutivo y posible heredero de la compañía fue detenido este viernes como parte de una amplia investigación por corrupción y sobornos.

Santiago La rotta
18 de febrero de 2017 - 03:40 a. m.
Lee Jae-yong a su llegada a una corte de Seúl, Corea del Sur. / AFP
Lee Jae-yong a su llegada a una corte de Seúl, Corea del Sur. / AFP

Los problemas actuales de Samsung con la justicia surcoreana bien podrían ser una suerte de novela que llega por entregas. El primer acto fue el intento de arresto de Lee Jae-yong, vicepresidente de la compañía y posible futuro heredero de una empresa que, a pesar de su enormidad, sigue siendo una suerte de negocio familiar.

En aquella parte de la trama, un fiscal especial había pedido a mediados de enero de este año arrestar a Lee, quien es conocido en Occidente como Jay Lee. Luego de días de tensión y drama, el Tribunal del Distrito Central de Seúl decidió que no había evidencia suficiente para expedir una orden de captura en contra del ejecutivo.

El segundo acto se titula la captura. Este viernes, las autoridades surcoreanas arrestaron al ejecutivo y tienen 10 días para levantarle cargos. Lee, único hijo varón del presidente de la compañía, Lee Kun-hee, sería acusado de soborno, perjurio, malversación de fondos y esconder bienes en otros países.

Al cierre de esta edición no estaba claro si la defensa del vicepresidente de Samsung pelearía la detención del ejecutivo o buscaría que fuera liberado bajo fianza. En todo caso, la escena de su arresto es una postal que quedará para la historia. La compañía emitió un comunicado en el que dijo que hará “todo lo posible para asegurar que la verdad sea revelada en los futuros procesos judiciales”.

Un portavoz de la fiscalía encargada del caso aseguró que “está demostrado que es necesario detener (a Lee Jae-yong), a la luz de una nueva acusación y de nuevas pruebas”, según reportó la agencia AFP.

Ahora bien, la historia de Samsung como gran emporio industrial (que abarca sectores como fabricación de dispositivos electrónicos, barcos, tecnología militar, manejo de parques temáticos, hospitales y ventas de seguros) va en paralelo con los líos judiciales de la familia fundadora de la compañía.

Lee Kun-hee, patriarca del grupo empresarial, ha sido condenado por soborno, evasión de impuestos y una venta de acciones mal hecha. Por estos actos recibió dos perdones presidenciales.

Los problemas de Lee hijo se enmarcan en una trama más densa de supuestos sobornos, extorsiones y tráfico de influencias que gira alrededor de Choi Soon-sil, amiga de vieja data de Park Geun-hye, presidenta surcoreana.

Choi es acusada de haber presionado a por lo menos 16 compañías de ese país para que hicieran contribuciones a fundaciones manejadas por su familia. Contribuir es un verbo que acá podría ser reemplazado por extorsionar, pues lo que las autoridades han encontrado es que las donaciones eran hechas a cambio de que la amiga de la presidenta no ejerciera su influencia para perjudicar a las empresas, que incluyen nombres como Hyundai o LG.

En diciembre del año pasado, la Asamblea Nacional de Corea del Sur autorizó el comienzo de un proceso político contra Park Geun-hye por este escándalo. Choi está en prisión mientras aguarda su propio juicio, que podría terminar en una condena de 15 años.

Lo que las autoridades dicen es que, en el caso de Lee hijo, las contribuciones fueron, en efecto, pagos para que el Gobierno autorizara la fusión de dos de las empresas del conglomerado. Este movimiento cimentaría la posición del vicepresidente de Samsung como próximo líder absoluto de la compañía.

En el fondo, la participación de Samsung en este drama tiene que ver con la sucesión de Samsung, un asunto que se volvió más urgente después de que Lee Kun-hee, presidente del grupo, sufriera un infarto en 2014. Desde entonces, el patriarca ha estado alejado del funcionamiento diario del emporio. Su hijo es percibido como el sucesor natural.

De acuerdo con un reporte de la agencia Reuters, Jay Lee será interrogado este sábado por las autoridades. Una vez el fiscal del caso levante cargos, la justicia tendría que emitir su veredicto en tres meses.

Por Santiago La rotta

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