Benedicto XVI hizo estas afirmaciones en la homilía que pronunció en la celebración de las Vísperas en la iglesia de la Cartuja de Sierra San Bruno, en la región de Calabria, al sur de Italia, donde se reunió con los monjes cartujos que allí residen.
El Pontífice subrayó que cada vez más las personas "se ven inmersas en una dimensión virtual, debido a los mensajes audiovisuales que acompañan su vida".
"Los jóvenes, que han nacido en esta condición, parecen querer llenar de música y de imágenes cada momento vacío, casi por miedo a sentir ese vacío. Se trata de una tendencia que siempre ha existido, especialmente entre les jóvenes y en los contextos urbanos más desarrollados, pero actualmente ha alcanzado un nivel tal que hace hablar de mutación antropológica", señaló el Pontífice.
Así, el papa alemán destacó que "algunas personas no son capaces de permanecer en silencio y solos por mucho tiempo" y elogió cómo "el monje, dejándolo todo se arriesga, se expone a la soledad y al silencio para vivir sólo con lo esencial, con lo que encuentra una profunda comunión con cada uno de los hombres".
Con su visita a la Cartuja de Sierra San Bruno, Benedicto XVI concluyó su viaje a la región de Calabria, el primero de su Pontificado, en el que también se desplazó a la localidad de Lamezia Terme, donde celebró una misa y el tradicional rezo del Ángelus dominical.
Un viaje durante el que hizo especial hincapié en las complejas problemáticas sociales que azotan la región como la fuerte presencia que tiene la mafia, en este caso la "Ndrangheta", y los altos niveles de desempleo que afectan a la población.
Ante esta situación, el papa pidió que no se ceda nunca "a la tentación del pesimismo y del encierro en uno mismo" e indicó como camino el recurso a la fe y a las capacidades humanas, para crecer "en la capacidad de colaborar y de cuidar uno del otro".