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Viaje digital de un libro monumental

La historia de cómo la Biblioteca Luis Ángel Arango creó una ambiciosa plataforma en línea para este diario de viajes por la Colombia del siglo XIX: una obra con más de 4.000 páginas que hoy tiene una vida en la red.

Santiago La Rotta
15 de mayo de 2016 - 03:26 a. m.
Todo el tratamiento gráfico de la plataforma se nutre de las imágenes del diario mismo, que pueden ser consultadas en alta resolución por los usuarios. / Biblioteca Luis Ángel Arango
Todo el tratamiento gráfico de la plataforma se nutre de las imágenes del diario mismo, que pueden ser consultadas en alta resolución por los usuarios. / Biblioteca Luis Ángel Arango

Son catorce años de viajes a pie, en mula, caballo, champán, buque de vela. Ocho grandes expediciones por la Colombia de finales del siglo XIX, vertidas en diez tomos escritos a mano alzada en una caligrafía elegante y fluida: más de 4.000 páginas en las que, además de texto, hay 460 láminas de un mundo que pareciera anterior a todo. Ese es el material base de esta historia, un libro imposible de publicar en formato físico. Lo obvio, entonces, fue pensar en clave digital. El libro total, si se quiere.

Pero no por obvio resulta fácil. La sola transcripción del manuscrito en un computador entregó 800 páginas de texto, que se reparten entre bitácora de viaje, observaciones geográficas y botánicas, relatos de las expediciones e incluso un vocabulario para tratar de entender el mundo de 1870.

Entre 1870 y 1884, el escritor español José María Gutiérrez de Alba se dedicó a recorrer zonas de Boyacá, Cundinamarca, Santander, Norte de Santander, Tolima, Huila Caquetá y la región Caribe. De lo que vio en un país que aún entonces era federal surgió Impresiones de un viaje a América, un manuscrito monumental que hoy constituye el diario de viaje más completo de la Colombia de esa época.

A finales de 2013, la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República le compró a Villegas Editores el manuscrito, luego de que en 2012 la editorial publicara su propia edición de la obra en un bello libro de gran formato, proyecto guiado en buena parte por Efraín Sánchez, experto en la obra de Gutiérrez de Alba.

La ambición de la Luis Ángel era abarcar todo el manuscrito desde un contexto digital: extraer el contenido total del diario y plantear nuevas formas de leer una obra que, pensada hace casi 150 años, aún se encuentra en un estado casi virginal en términos de consulta y lectura.

“El libro fue digitalizado de la forma como se hace con este tipo de textos: página por página y en PDF. Pero esto, más allá de ser un respaldo de la obra, un formato de consulta para investigadores, no permite cosas como búsquedas o cruces de referencia entre las láminas y los relatos. El manuscrito está lleno de información que no puede ser alcanzada si no se entra de lleno en una obra monumental”. Juan Pablo Siza es el coordinador de recursos digitales de la Biblioteca y una de las personas encargadas de transformar las Impresiones en un producto verdaderamente digital e interactivo.

“Queríamos adicionarle valor, romper los esquemas de lectura. Había que plantear diferentes líneas de entrada que lleguen a otros públicos”, cuenta Siza. Esta preocupación por el público del proyecto es compartida por Catalina Holguín, quien también hace parte de esta empresa: “No queríamos sólo llegarle a una audiencia erudita: era importante que el usuario pudiera hincarle el diente a un manuscrito de ese tamaño. Tiene 461 imágenes y, por ejemplo, había que proponer una forma diferente de verlas que no fuera clavarse una galería con todo el material”. Holguín es la directora para Colombia de Manuvo, una empresa especializada en crear productos culturales digitales.

Además de Holguín y Siza, en el proyecto participaron Sánchez (sociólogo e historiador responsable de asuntos como la titánica transcripción del manuscrito) y la historiadora Diana Farley Rodríguez.

La digitalización, que ya funciona en versión beta y que fue presentada en la pasada edición de la Feria del Libro de Bogotá, puede ser vista a través de seis grandes perspectivas. Las dos más grandes, quizá, son ensayos de contexto que ubican al lector en la Colombia que visitó Gutiérrez de Alba (de autoría de Sánchez) y una selección de más de 150 episodios extraídos del manuscrito, relatos que se adentran en la gente y costumbres de la época, los paisajes y la fauna de los lugares que visitó el viajero. Las otras secciones se encargan de presentar las imágenes, el vocabulario indexado por el autor y el recorrido como tal del escritor español por el país.

Cada uno de estos apartados está poblado de ayudas interactivas que, mucho más que ser artilugios de código, trucos de HTML, proponen nuevas formas de leer un producto pensado en dos dimensiones: imagen y texto. Los viajes, más que el recuento de una ruta, se narran a través de infografías: la expedición al Caquetá recorrió 794 kilómetros durante casi cuatro meses en los que Gutiérrez de Alba visitó tres departamentos que plasmó en 86 láminas, 38,6 % de las cuales representa flora, 26,5 % fauna y 19,3 % gente.

Estos 794 kilómetros se suman a los 703 de la expedición a San Agustín, que el viajero español hizo durante 60 días, con un promedio de 11,7 kilómetros diarios; una media muy inferior a la que registró en su excursión a Pandi, cuando logró avanzar casi 32 kilómetros por día durante la semana que duró ese viaje en particular. Los viajes también están georreferenciados en un mapa de Google para poder hacer el cruce entre los recorridos del autor y la distribución geográfica actual.

Pero, más allá de estas aplicaciones técnicas, el trabajo más duro del proyecto está en la clasificación y la indexación de la vasta cantidad de datos que contiene el manuscrito. Al ser digital, el nuevo libro que emergió de los viajes de Gutiérrez de Alba permite búsquedas y cruces entre los relatos y las láminas, por ejemplo: las imágenes están clasificadas por la temática que contienen, el autor o la técnica utilizada en cada una.

Esto supone un trabajo de metadatos y de categorización que, de entrada, se anuncia complejo y, acaso, infinito. Holguín se refiere a esto: “Un problema difícil en estos proyectos es diseñar los criterios de catalogación. Decidir esas categorías fue un motivo grande de debate en nuestras reuniones”.

Además del sitio web, el proyecto incluye una aplicación móvil para crear postales: el usuario puede escoger elementos de las láminas y mezclarlos para producir nuevo contenido a partir de las acuarelas, dibujos, litografías y fotografías que recopiló y produjo Gutiérrez de Alba.

Toda la iniciativa, con herramientas de análisis textual de cada tomo del manuscrito, buscadores que cruzan datos entre el texto y las imágenes y la georreferenciación total de los viajes, estará lista a mediados de este año. El proyecto, que continúa en su versión beta, puede ser consultado gratuitamente en www.banrepcultural.org/impresiones-de-un-viaje.

Por Santiago La Rotta

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