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Visita al museo en la era digital

El Rijksmuseum de Amsterdam pone a disposición del público buena parte de su colección en alta definición, una tendencia que va en crecimiento.

Santiago La Rotta
04 de junio de 2013 - 10:44 a. m.
Night Watch Rembrandt. /Tomada de Internet
Night Watch Rembrandt. /Tomada de Internet

La apertura al público de los museos es hoy en día un concepto que abarca un terreno ligeramente más amplio, una acción que incluye algo más que abrir la puerta y esperar a los visitantes.

En la era digital, un tiempo definido en parte por el uso omnipresente de la imagen, la interacción entre público e instituciones culturales se establece en buena parte en línea. Las posibilidades de la red en este aspecto aparecen casi infinitas e interesantes, pero sólo si hay voluntad.

Voluntad puede ser la palabra clave detrás de un proyecto del Rijksmuseum de Amsterdam, Holanda, que ha pasado la última década digitalizando buena parte de su colección para ponerla a disposición del público a través de su página web. Los términos del museo son simples: el usuario puede aprovechar el material como le parezca.

Para lograr esto, el Rijksmuseum ha digitalizado 125 mil de sus piezas en alta resolución para permitir que el usuario las descargue y obtenga una copia digital que puede usar para imprimir en camisetas o para colgar en la pared de su casa, según reportó Nina Siegal en el diario The New York Times.

La iniciativa del Rijksmuseum resulta sorprendente, gratificante, porque parte de la premisa de que el material que guarda al interior de sus muros le pertenece al público, se debe a él. Y en esa medida resulta conveniente, incluso deseable, que las personas puedan acceder al arte en buena resolución y resolver qué hacer con este material.

El proyecto del museo se inscribe en una tendencia global que busca lograr una mayor apertura para el acceso a los bienes culturales que, se supone, son patrimonio de los ciudadanos.

"La herencia cultural que alguna vez estuvo dispersa alrededor del mundo y era complicada de acceder, por no decir imposible, ahora puede ser accesada, interconectada y categorizada", asegura Joris Pekel, editor del blog OpenGLAM, una iniciativa de la Open Knowledge Foundation, que se dedica a lograr un mayor acceso al conocimiento en general para fines como la educación y la transmisión de formas culturales.

"Pensamos que los beneficios valen la pena el esfuerzo. Estos beneficios están relacionados, en primer lugar, con el acceso y la democratización de la cultura y el conocimiento, además con otras ventajas para el sistema educativo, tanto para universidades, como escuelas. El material digitalizado puede ser en sí mismo un motor de la innovación y ser la base de nuevos servicios en sectores como el turismo y el aprendizaje", se lee en un documento de la Unión Europea acerca del plan para digitalizar y conservar la herencia cultural de los estados miembros de la comunidad.

El acceso público al material de los museos tiene, sin embargo, dos grandes obstáculos. El primero tiene que ver con los problemas legales que representa, desde el punto de vista del derecho de autor, la entrega de reproducciones en alta resolución a los usuarios, quienes podrían lucrarse con este material, al menos teóricamente. Por otro lado, los museos mismos explotan de cierta forma el uso de este material a través de su propia mercancía. Por cierto, este negocio ha estado en declive, según los cálculos de Charlotte Sexton, cabeza de medios digitales de la Galería Nacional en Londres, de acuerdo con lo publicado por el Times.

La colaboración y la apertura de las colecciones al público a través de la red es un proyecto que, en diferentes etapas y con distintos propósitos, adelantan hoy en día más de 40 museos en el mundo, de la mano de Wikipedia, la enciclopedia en línea que asesora a diferentes instituciones culturales en la mejor forma para llegar a un público más amplio y diverso en la web.

El acceso a la cultura en la red pasa, además de la disposición del material de los museos, por proyectos como Google Art, una iniciativa que permite realizar una suerte de visita virtual a más de 200 colecciones que incluyen lugares como el Palacio de Versalles, por ejemplo.

El Rijksmuseum espera ofrecer 40,000 nuevas obras cada año en línea hasta alcanzar la digitalización completa de su colección, que consta de un millón de objetos de arte de maestros como Rembrandt, Van Gogh o Vermeer. El proyecto de digitalización del museo ha costado un millón de euros hasta el momento.

De acuerdo con algunos cálculos, digitalizar la herencia cultural de Europa costaría 100 mil millones de euros, un valor que, visto en perspectiva, puede no ser tan alto, considerando el posible beneficio cultural derivado de esta actividad: la producción de sólo un avión de combate le cuesta a la Unión Europea casi 150 millones de euros, lo suficiente como para digitalizar entre el 2% y el 3% del material en las librerías de este continente.

Por Santiago La Rotta

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