Yves Meyer: el francés que ganó el “Nobel” de las matemáticas

La academia noruega le entregó al francés el premio Abel, uno de los galardones más importantes de su disciplina. Su trabajo ha permitido avances tan diversos como el cine digital y el hallazgo de ondas gravitacionales.

Redacción tecnología
22 de marzo de 2017 - 08:00 p. m.
AFP
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Por ser un líder en el desarrollo de la teoría matemática de las ondículas, la Academia Noruega de Ciencias y Letras le otorgó al francés Yves Meyer el premio Abel, considerado por algunos como el equivalente al nobel en esa disciplina.

En la sección de la página de los Premios Nobel destinada a responder preguntas frecuentes de los usuarios, la primera consulta a la que se da respuesta es: ¿existe un Premio Nobel de matemáticas? Internet está llena de especulaciones que tratan de explicar la respuesta negativa a esa pregunta, pero, lo único cierto es que, desde que se crearon, los premios fundados por Alfred Nobel se entregan en las categorías de física, química, medicina, literatura y paz.

La única adición que se ha realizado a la lista de categorías premiadas ocurrió en 1968, cuando el Banco Central Sueco realizó una donación a la Fundación Nobel que permitió la creación del premio en la categoría de ciencias de la economía.

El premio que le fue otorgado a Meyer se concibió a finales del siglo XIX, cuando un grupo de matemáticos supo que Nobel no contempló en su testamento entregar premios su rama de experticia. Sin embargo, sólo hasta abril de 2003 el premio empezó a ser otorgado junto a remuneración de 770.000 euros, unos 2.700 millones de pesos.

La historia de cómo Meyer logró el galardón es tan inusual como la del premio mismo. Según una entrevista concedida a la revista Mathematics-in-Europe, en 1984 Meyer estaba haciendo fila para utilizar una fotocopiadora en el Escuela Politécnica de Palaiseau, una prestigiosa escuela de ingenieros donde Mayer dictaba clases de matemáticas.

En la fila estaba su compañero Jean Lascoux, un físico que le estaba sacando copias a un artículo en el que se describía una nueva técnica para descomponer las señales sísmicas que se registran en los terremotos. Mientras Meyer recogía las hojas que iban saliendo por un extremo de la máquina empezó a discutir con su compañero el contenido del estudio. Casi de inmediato, la fascinación de Meyer fue tal que lo hizo viajar directamente a Marsella a conocer a los autores del estudio.

“Me enamoré del procesamiento de señales, allí me sentía en casa”, dice el matemático cuya obra es la responsable de la teoría gracias a la cual se han podido desarrollar el cine digital, herramientas médicas, archivos digitales y, más recientemente fueron centrales en la detección de ondas gravitacionales, una de las consecuencias hasta hace poco no comprobadas de la teoría de la relatividad de Einstein

Meyer nació el 19 de julio de 1939 y creció en Tunicina, que en ese entonces era una colonia francesa. Después se radicó en París donde realizó sus estudios en matemáticas y más tarde se convirtió en profesor universitario. Como miembro de la comunidad académica, Mayer inspiró a decenas de jóvenes matemáticos a quienes les sugería dejar de preguntarse por la relevancia de lo que hacían: “está muy claro que el progreso en las matemáticas es una empresa colectiva en la que cada uno de nosotros es necesario”.

Por Redacción tecnología

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