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Descubre por qué San Francisco es la ciudad perfecta

Caminando a buen ritmo y con una personalidad curiosa, se descubren extraordinarios rincones del que considero uno de los lugares más agradables del mundo.

Carlos A. Dulce Romero *
24 de febrero de 2016 - 05:04 a. m.

Si alguien me preguntara por qué San Francisco es la ciudad ideal, diría que tiene playa, parques por millón, sistemas de transporte antiguos y funcionales, un clima perfecto entre los 10 y 18°C, vistas increíbles, gastronomía variada, una mentalidad abierta, un estilo de vida saludable y unos habitantes que siempre lo recibirán con una sonrisa. Y aún así me quedo corto, porque este es tal vez uno de los lugares más agradables del mundo.

Es una ciudad que apoya la diversidad y celebra la innovación. Para disfrutarla no vale la pena tomar taxis ni metro. Esta urbe del Estado de California se presta para caminarla de punta a punta, por lo que recomendaría unos buenos tenis y toda la actitud para perderse y descubrir por accidente rincones inolvidables.

La primera vez estuve solo cuatro días y me sentí tan pleno, que la última pasé más de un mes recorriendo cada esquina. Recuerdo que cuando la conocí sólo pensaba en llegar al Golden Gate y tomarme una foto de postal, pero cuando me encontré al norte de Presidio Park, en el espacio adecuado para los turistas, percibí realmente su majestuosidad.

Este puente color rojizo oxidado, de 4,8 km de longitud, que pasa entre la bahía y el océano Pacífico, es una obra de arte. Con algo de suerte, y si la neblina lo permite, es posible ver la famosa prisión de Alcatraz, a la que se puede acceder tomando el tour en ferri desde el Pier 33. Al otro lado del puente, a unos pocos minutos, está la ciudad de Sausalito.

En Presidio Park hay muchos caminos que recorren especialmente los deportistas. Uno de ellos lleva a uno de mis lugares favoritos: Baker Beach, una playa para tenderse en la arena con una botella de vino y contemplar la majestuosidad del puente, de ambiente alegre y tranquilo.

Si camináramos hacia el este por toda la costa desde el Golden Gate, llegaríamos a Fisherman’s Wharf, un distrito repleto de restaurantes de comida de mar fresca, que se exhibe en las calles e inunda todo con su olor atrayendo a los turistas. Desde aquí salen tours para navegar por la bahía, se practican deportes acuáticos y se encuentran museos como el Marítimo y el de Madame Tussauds.

Sin embargo, el imperdible es el Musée Mecánique, y lo mejor, la entrada es gratuita. Aquí se conservan instrumentos musicales y máquinas antiguas de juegos de las ferias clásicas estadounidenses, es posible interactuar con ellos y teletransportarse en el tiempo a una película clásica americana.

Desde esta zona se toma el Cable Car, que conecta el norte con el Downtown. Es el último sistema de cable operado manualmente en el mundo y quienes lo utilizan son en su mayoría turistas, pues los conductores suelen narrar historias de la ciudad y se detienen en lugares claves como Lombard Street.

El trayecto termina en Union Square, en donde se encuentra la mayoría de almacenes, el área ideal para disfrutar del shopping. Subiendo está Chinatown y de ahí a unos cuantos pasos el Embarcadero, el puerto principal de San Francisco y el AT&T Stadium.

Saliendo está otro de mis lugares favoritos: The Cupid’s Span. Un arco y una flecha gigantes en medio de un parque al lado del mar, ideal para una tarde de picnic. Ahora tomaremos un Heritage Car en Embarcadero por Market Street atravesando la ciudad de este a oeste para descender por el legendario Castro, uno de los primeros barrios gais de Estados Unidos, eje de la lucha por la igualdad. Son calles llenas de banderas de arcoíris y bares. Las personas son abiertas con su sexualidad y cada quien se expresa como quiere, sin ser juzgado.

Sus alrededores

Una de las ventajas de la ciudad es su cercanía con lugares atractivos como el Valle de Napa, famoso por sus exquisitos vinos; las universidades de Berkeley y Stanford; Silicon Valley, donde están algunas de las empresas de tecnología más famosas del mundo, como Google, Facebook y Apple; y en invierno incluso tiene cerca un lugar para esquiar, el Lago de Tahoe, a tres horas de distancia en carro. Se sube en teleférico hasta la cima de una montaña con una vista extraordinaria que da la impresión de estar en el Polo Norte.

* Especial para El Espectador

 

Por Carlos A. Dulce Romero *

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