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Jeep , armado para la guerra

Con ediciones de aniversario y dos nuevos lanzamientos a fin de año, la marca busca seguir posicionándose en Colombia. La meta para 2016: vender 1.300 unidades.

Redacción Autos
05 de febrero de 2016 - 11:01 p. m.
Jeep , armado para la guerra

Las especificaciones del ejército estadounidense eran claras: un vehículo de forma rectangular y parabrisas plegable, con 272 kg de capacidad de carga, una distancia entre ejes inferior a 190 cm, una altura menor a 91 cm y tracción en las cuatro ruedas con caja de transferencia de dos velocidades. Sin quererlo, una vez más, la guerra lograba otra creación emblemática: el Jeep 4x4.

Willys-Overland, American Bantam Car Manufacturing Company y Ford fueron las empresas que respondieron a la solicitud del gobierno estadounidense poco antes de la Segunda Guerra Mundial, que ya comenzaba a tomar forma. Cada una creó sus prototipos y en el verano de 1940 el ejército avaló la construcción de 70 vehículos de muestra para realizar las pruebas.

Todos pasaron el examen, pero un vehículo terminó llevando la batuta y convirtiéndose en el favorito de los soldados. Se trataba del Willys MA (M por militar y A por ser el primer modelo), diseñado por Delmar G. Roos, vicepresidente de ingeniería de Willys-Overland, pues cumplía muy bien la exigencia de trasladar municiones en terrenos agrestes.

A partir de su éxito comenzó la fabricación de un modelo parecido para la población civil. Lo curioso es que, a pesar de tener su propio nombre, todos lo llamaban Jeep. Al respecto hay dos hipótesis: algunos afirman que proviene de una combinación de las letras GP, la abreviatura militar de “uso general” en inglés. Otros dicen que se debió a un personaje de Popeye llamado Eugene the Jeep. Lo cierto es que la palabra se instaló rápidamente en la memoria de la sociedad de EE. UU.

Desde ese momento hasta hoy, Jeep ha sido una de las pocas marcas que han preservado su estilo inicial. Sus vehículos conservan tres elementos tradicionales en el diseño: la persiana con siete ranuras, los faros redondos y los guardafangos ubicados arriba de las llantas. Un desafío que no le ha quedado grande, pero que sí ha ocasionado más de un dolor de cabeza.

Así lo cuenta Andrés Aguirre, gerente de SKBergé Colombia, distribuidor de la marca, para quien lo más difícil ha sido adecuar sus 4x4 a las exigencias de la demanda actual, que pide mejoras en la aerodinámica, el peso de los vehículos y, sobre todo, el consumo de combustible y la generación de emisiones. Hoy los vehículos son construidos con materiales más livianos, motores de seis cilindros en línea mucho más eficientes y una caja mecánica o automática de seis velocidades.

En los últimos años, Jeep ha tenido mayor acogida en el país. Según Aguirre, eso se debe al mejoramiento de las condiciones de seguridad. “En 2003, por ejemplo, era complejo pensar en viajar hasta La Guajira en carro. Por eso en ese entonces nuestro concepto de aventura estaba fundamentado en experiencias en la ciudad y sus alrededores. Ahora hemos podido apalancar el potencial de la compañía y brindarles a nuestros clientes las experiencias para vivir el territorio con nuestros modelos”.

Jeep espera vender este año alrededor de 1.300 unidades en Colombia y Aguirre está confiado en que el arribo de nuevos productos le permitirá lograrlo. Sin revelar muchos detalles, da algunas pistas. Llegarán a finales de 2016 para competir en el segmento de los SUV, en el que han tenido una menor presencia. “Es un modelo más pequeño de lo que usualmente ha vendido Jeep, pero vendrá en todas las versiones”. La otra noticia tiene que ver con las ediciones de aniversario, que estarían listas para marzo y abril.

Steven Ussa es un aficionado de estos vehículos. En 2008 compró su primer Jeep motivado por la comodidad de la que disfruta su hermano, quien debe movilizarse en silla de ruedas, en su Jeep Commander. Luego adquirió un Wrangler. Ussa destaca no sólo las bondades mecánicas del carro, sino la capacitación que brinda la marca a sus clientes en Colombia para que le saquen el máximo provecho. Y La Manada Jeep es prueba de ello. A través de esta exitosa iniciativa, los propietarios emprenden una aventura fuera de Bogotá, en la que se pone a prueba cada vehículo. SKBergé asume el costo de los peajes, la alimentación y los campamentos.

Ussa, por ejemplo, fue hasta el Valle del Cauca y disfrutó de su Wrangler en medio de trochas, barro y pasos de agua. Es una marca que despierta pasión por la aventura, una característica, enfatiza, que no ha visto en ninguna otra marca.

Por Redacción Autos

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