Dentro del complejo mundo automotriz en el que se invierten entre uno a diez billones de dólares anuales en investigación, innovación y tecnologías, existe un profesional que aunque poco conocido, es el responsable de darles vida a los nuevos modelos de la industria.
Se trata del diseñador automotriz, el cerebro detrás de cada automóvil, que durante un período de cinco a diez años se concentra en dibujar algunos trazos sobre el papel, moldear las líneas del vehículo, estudiar los detalles de equipamiento, analizar su viabilidad y, a través de un exhaustivo trabajo de ingeniería, darle rienda suelta a la construcción de un prototipo que finalmente, en manos de las grandes compañías , saldrá con éxito al mercado mundial.
Anualmente más de 1.000 personas en el mundo inician un programa de pregrado en diseño automotriz. Solo 690 culminan sus estudios. Se cree que la industria está en capacidad de generar cerca de 1.120 puestos de trabajo para estos profesionales. Únicamente diez tienen una posibilidad certera de vincularse para ejercer su oficio y tres logran mantenerse en el tiempo.
Aunque cientos de jóvenes sueñan con convertirse en los artistas detrás de las más prestigiosas marcas, en ese camino, cuatro colombianos han logrado hacer de su pasión una realidad. Juan Pablo Umaña es uno de ellos. Durante cuatro años, este bogotano adelantó su carrera en el Instituto Europeo di Design (IED) de Italia. Bajo su rol de estudiante desarrolló varios proyectos para Fiat, Honda y Pininfarina, una de las firmas de diseño de automóviles más prestigiosas de Europa. Más tarde, trabajó con Honda hasta convertirse en jefe de diseño para la marca en Europa. Allí no solo aprendió a fortalecer su visión para crear vehículos de talla mundial, sino también para incursionar en el mercado de motos, donde diseñó 11 modelos que actualmente están en producción.
“Más que tratarse de un oficio que necesita de ingenio, el diseño automotor requiere de conocimientos en ingeniería, mercadeo y economía internacional. Para hacer un vehículo no basta con tener una idea, diseñarla, crear un prototipo en arcilla, después en metal, presentarlo en un salón y después construirlo. Es mucho más que eso. Se trata de entender las tendencias globales”, explica Umaña, quien actualmente asesora a General Motors.
Conservar en cada línea la identidad de la marca, crear un prototipo funcional y universal, y conocer los alcances de las tecnologías que implementan durante el proceso de creación, son las tareas que lideran los diseñadores automotrices. Hoy, gracias a sus esfuerzos, otros tres colombianos han logrado llevar sus pasiones a lo más alto de la industria. Juan Pablo Bernal se desempeña como diseñador de la marca Volvo, Edwin Osorio trabajó en Ferrari y hoy hace parte de Seat, y Jorge Andrés Pinilla es el primer latino en diseñar autos para Lamborghini.
Aunque en el país no existe la carrera de diseño automotriz, son cada vez más los jóvenes que ven en esta profesión un futuro prometedor. Por eso, Juan Pablo Umaña se ha encargado de abrir cursos en diseño de ciudad, transporte y dibujo de autos como parte del programa de diseño industrial de la Universidad El Bosque. El objetivo, según el experto, es abrirles puertas a los estudiantes para que puedan continuar su formación en el exterior. “Para hacer algo increíble y lograr que una compañía se enamore de una idea y decida hacerla realidad, se necesita que el diseñador dé rienda suelta a sus sueños, se prepare y confíe en su talento. La pasión por la excelencia, el conocimiento y la constancia es la fórmula del éxito en el mundo automotriz”.
Aunque las posibilidades de hacerse un lugar dentro de esta competitiva industria son cada vez más limitadas, recientemente, Mateo de Lise, director de diseño para las Américas de Pininfarina visitó Colombia para ‘cazar’ nuevos talentos.“Buscamos a jóvenes que puedan interpretar el espíritu italiano del diseño e integrarlo con la cultura latinoamericana para poder adquirir nuevas líneas e innovar a través del aprendizaje mutuo”.