Masajes, el arte de tocar a mi bebé

Con un poco de intuición, algunos movimientos suaves y estos consejos podemos estimular adecuadamente al pequeño.

Por El Espectador

10 de mayo de 2013

Masajes, el arte de tocar a mi bebé

“El masaje es el arte de tocar, así que las madres y los padres pueden seguir sus intuiciones al momento de crear contacto con su hijo”, explica Sonia Luque Manrique, psicóloga especialista en terapias alternativas, quien asegura que masajear al bebé será determinante para su desarrollo, ya que los masajes crean estrechos vínculos con la madre a través de la piel del pequeño. “Los bebés no solo conocen el mundo a través dela razón, sino a través de todo el cuerpo, obteniendo así un conocimiento integral y sensorial”, explica la experta.

Tocar al niño desde sus primeros meses tendrá un efecto en su sano desarrollo intelectual y afectivo. Esta no tiene que ser necesariamente una tarea sofisticada, más bien los padres deben aprovechar cualquier tiempo de compartir con sus hijos para acariciarlos y para que puedan experimentar el mundo a través de su piel. El momento de cambio de pañal, por ejemplo, es un tiempo crucial para que la madre estreche vínculos con su hijo. “Se pueden masajear las piernas, los brazos y la espalda que es un microsistema de todo el cuerpo”, explica Luque, para quien lo ideal es no usar aceites minerales, que muchas veces taponan los poros, sino optar por aceites vegetales que vibran mejor con las células humanas.

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Hay masajes que pueden ser ocasionales y que pueden servir para ayudar a superar dificultades alimentarias, además de calentarlos para calmarlos y armonizarlos emocionalmente. Las abuelitas, por ejemplo, hacían masajes con aceite de manzanilla tibio sobre el abdomen de un lado al otro para devolverle el movimiento peristaltismo a las entrañas y, al mejorar el movimiento, mejorar la digestión. Ese masaje es muy efectivo, así como el de masajear suavemente con las palmas alrededor del ombligo en forma circular para mejorar el movimiento intestinal.

Los masajes en la espalda son una buena manera para calmar al bebé. Se debe iniciar con las yemas de los dedos, las manos deben estar tibias y el ambiente también debe ser cálido. Se deben hacer movimientos circulares del centro hacia los costados y de arriba hacia abajo; luego, se pueden usar las palmas de la mano y darle un poco más de intensidad. “Pero hay que tener en cuenta que en el masaje no solo influye el tipo de movimientos, sino también la intención de quien lo está haciendo. Así, una mamá inquieta o impaciente solo terminará por impacientar más a su bebé”, explica la psicóloga.

También se pueden hacer suaves movimientos y rotaciones, en sentido de las manecillas del reloj, en las coyunturas, en los tobillos, las rodillas, los codos, las muñecas. También se puede apretar un poco para activar la circulación y la adecuada oxigenación de los músculos. “Recuerde que todos estos movimientos deben hacerse en un ambiente tranquilo, con la intensión de que el niño empiece a recibir información del mundo exterior a través de su cuerpo, lo que si no sebe hacer es caer en la sobre estimulación que busca que, a partir del masaje, se logre metas concretas que empujen a que el niño, por ejemplo, camine más rápido, eso interrumpe el verdadero sentido del masaje”, concluye la experta.  

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