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Calima, el lago del brujo

La niebla que en las tardes cae sobre el embalse, trayendo consigo un fuerte viento, perfecto para hacer windsurf y kitesurf, ha cautivado a los viajeros.

Redacción Buen Viaje
24 de junio de 2013 - 12:33 p. m.
El lago Calima es una de las represas más grandes del país. / El Espectador
El lago Calima es una de las represas más grandes del país. / El Espectador

Generalmente aparece en las tardes. Viene del cañón del río Bravo, baja por las montañas e invade la mayor parte del norte del lago Calima. A esta neblina espesa, que se cuela sobre el agua y esconde las cometas y las velas de windsurfistas y kitesurfistas, le dicen El Brujo. Indiscutiblemente es uno de los encantos de este embalse ubicado a dos horas de la ciudad de Cali, en el municipio El Darién, en el que fue hogar de una de las culturas indígenas más antiguas de América, la calima.

Los fines de semana se convierte en uno de los destinos favoritos de los vallecaucanos para descansar y disfrutar del sol y los deportes náuticos. En vacaciones también es visitado por bogotanos, paisas y boyacenses. A su alrededor se han construido espectaculares casas campestres y hay una gran variedad de cabañas para alquilar. El Centro Vacacional Comfandi es otro de los lugares para hospedarse, especialmente con niños, pues hay actividades recreativas, canchas deportivas y una piscina.

Se dice que el lago Calima es una de las represas más grandes del país. Nació como un proyecto hidroeléctrico para generar energía y abastecer al departamento. Son 13 kilómetros de largo por 1,5 de ancho, 1.934 hectáreas que se adecuaron para albergar 581 millones de metros cúbicos de agua y que estuvieron listas en 1966. Años después, el paisaje montañoso, el clima templado y la tranquilidad que se respira la convirtieron en un concurrido atractivo turístico del Valle del Cauca.

En el pueblo la gente se ha acostumbrado a la llegada constante de visitantes. Las tiendas y panaderías están abiertas hasta tarde y en las noches las tabernas y discotecas retumban al ritmo de la salsa. El Darién es un municipio alegre, que siempre se viste de fiesta. No hay muchos restaurantes de comida típica valluna, así que quienes quieran saborear unos aborrajados, una lulada o un sancocho deben ir hasta Buga, a 45 minutos de distancia, o destinar un día para visitar Cali.

Se calcula que en el año 8.000 a.C. toda esta zona fue habitada por los calimas. Un pueblo indígena que deslumbró por sus trabajos de cerámica y orfebrería. la mayoría de los cuales aún se conservan en el Museo Arqueológico de la región.

Por Redacción Buen Viaje

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