Turismo
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El embrujo de Perú

Cada rincón del país esconde la magia de una cultura milenaria que hasta hoy sigue enamorando a turistas de todo el mundo.

Redacción Buen Viaje
09 de julio de 2013 - 02:13 p. m.
El embrujo de Perú

Perú es tierra de contrastes, culturas intactas y naturaleza indómita. Su geografía y su historia lo describen como el país cuna de la civilización en Sudamérica. Entre montañas y coloridos paisajes, se ha convertido en uno de los destinos predilectos de millones de personas que a diario se contagian de su magia y sus tradiciones. Sin importar la época del año, dos de los lugares predilectos por su gente y visitantes son Cusco (conocido como “el ombligo del mundo”) y la asombrosa ciudadela inca de Machu Picchu.

Cusco es, en esencia, el símbolo del poder humano y del equilibrio entre el cosmos y la tierra. El misterio de sus muros de piedra y sus calles enmarcadas bajo construcciones españolas dibujan la capital del antiguo imperio de los incas, adornada de monumentos, casonas, museos de arte de gran riqueza histórica que motivaron a la UNESCO a declararla patrimonio de la humanidad en 1983.

Conocida como la ‘Roma de América’ por su majestuosidad, esta ciudad es sinónimo de la grandeza de su gastronomía y artesanías. Y es que en ellas los peruanos han plasmado por generaciones las costumbres de sus recetas andinas (basada en alimentos como la papa y el maíz) y de sus obras de arte popular. Basta con ir al Barrio de San Blas o ‘el hueco de la sal’ para conocer de cerca el trabajo de miles de artesanos en talleres y estrechos caminos que convergen en una de las parroquias más antiguas del país, considerada la máxima expresión de la época colonial cusqueña.

A pocos kilómetros de la ciudad, una obra de la naturaleza atrapa a todos sus visitantes. Se trata del Parque Arqueológico de Sacsayhuaman, 3.000 hectáreas ricas en fauna y flora andina, donde se puede presenciar la vida silvestre de llamas, halcones y cernícalos.

Cusco es la puerta para acceder a las maravillas culturales y naturales de Machu Picchu, que esconde entre sus montañas cortadas a pico la historia y los misterios de los Incas. Catalogada como una de las siete maravillas del mundo moderno, la ciudadela sagrada hechiza por la belleza de sus construcciones y el ambiente místico que se respira en lo alto de la cordillera de los andes peruanos.

Descubierta en 1911 por el explorador estadounidense Hiram Bingham, Machu Picchu, que en lengua inca significa “montaña vieja”, es un ejemplo extraordinario de la arquitectura paisajística de Perú. En lo alto de la ciudad, aparece el profundo cañón del río Urubamba, donde se cree habitaba la familia de Pachacútec, el noveno gobernante de esta legendaria comunidad.

Machu Picchu se recorre por el Camino del Inca, es decir, el entramado vial de aquella civilización, que va mostrando paso a paso la inmensidad de los cultivos, terrazas y santuarios creados por el imperio, hasta conectar las montañas Machu y Huayna Picchu. Esta última, conocida popularmente como la ‘”montaña joven”, es el lugar perfecto para que los turistas aprecien los restos arqueológicos de los Incas.

A solo 45 minutos de la cumbre de Huayna Picchu se encuentra el Templo de la Luna, una de las más bellas construcciones Incas al interior de una cueva. En ella se pueden observar estructuras en forma de bóveda y una gran piedra esculpida como un altar, en la que se cree se hacían sacrificios.

Por esto y mucho más, Perú ofrece incontables caminos para aquellos que buscan aventura y desean conocer los secretos, la memoria y los parajes del imperio de los tesoros escondidos. 

Por Redacción Buen Viaje

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