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Paz a la orilla del mar

Uno de los destinos más apetecidos por las parejas es Curazao. Además de sus playas de arena blanca y aguas turqueza tiene planes exóticos como los paseos en avestruz o recorridos por la mayor plantación de aloe vera del Caribe.

El Espectador
17 de octubre de 2012 - 04:20 p. m.
Paz a la orilla del mar

Una hilera de casas color pastel en tonos azul, verde, rosado y amarillo que imitan los matices del arco iris se erigen imponentes, una detrás de la otra, como si hubieran sido puestas a propósito al lado del puerto más famoso de Curazao. Muchas de las pintorescas viviendas, hoy convertidas en cafés y restaurantes, son los sitios preferidos por los turistas que desean observar los cientos de barcos y cruceros que salen del puerto. El Handelskade, como se le denomina a esta calle, es una de las más populares y concurridas, pues recuerda los canales que atraviesan la ciudad de Ámsterdam.?

Ese flujo de corrientes migratorias que poblaron la isla durante el siglo XV, se refleja en la gran variedad cultural y étnica de sus habitantes. Hoy no es extraño encontrarse con una mujer morena hablando en papiamento, luego en inglés y finalmente en un holandés poco fluido. Ese es el resultado de la mezcla de europeos provenientes de los Países Bajos, esclavos africanos y nativos indígenas.?

La paradisiaca isla además de un enriquecido legado cultural heredado de generación en generación, ostenta una de las playas mejor conservadas del Caribe. Ideal para los amantes del buceo y el snorkel. Los más aventureros podrán recorrer el parque submarino Seaquarium de Willemstad, donde hay más de 400 especies de peces, cangrejos, anémonas, esponjas, corales, leones marinos y delfines. La ventaja de este lugar es que los visitantes tienen la posibilidad de interactuar con la abundante y diversa vida marina que allí reposa.?

Vivir una aventura a bordo del submarino semi-sumergible Seaworld Explorer en el Seaquarium es otra de las actividades a las que no se puede renunciar. Durante el recorrido, a través de las amplias ventanas de cristal del barco se contemplan jardines de esponjas, peces tropicales de colores y arrecifes de coral.?

La influencia holandesa aparece en cada rincón de la isla. No sólo en las pintorescas casas que recuerdan un tranquilo paseo por Ámsterdam, Rotterdam, Delft o La Haya; los canales que la atraviesan son otra de las manifestaciones de ese marcado origen neerlandés. La mejor muestra de dicha influencia es su capital Willemstad, sede de los principales museos y corazón de la vida cultural y financiera de este país ubicado a unos 50 kilómetros de la costa occidental de Venezuela. Algunos de los más recomendados para conocer son el Museo de la Esclavitud Kura Hulanda; el Museo Histórico Cultural Judío, que está en una antigua residencia de rabinos y baños mikhav; el Marítimo que representa los orígenes de la isla y su importancia como el mayor depósito de esclavos del Caribe y el Country House, que narra a través de objetos valiosos de agricultura y pesca la vida rural de antaño.?

Curazao, para muchos considerado el dulce corazón isleño del Caribe encierra un encanto especial y mágico. No en vano ostenta una de las plantaciones más grandes del mundo de aloe vera que se usa en la industria cosmética y farmacéutica y se ha convertido en un apetecido destino para de luna de miel. Finalmente, otro plan recomendado es recorrer la capital a bordo de un tren que lo llevará a visitar una granja de avestruces, y si es osado podrá montar en su lomo y gozar de un paseo inolvidable en medio de una tupida vegetación que colinda con el océano.

Argentina El fin del mundo en barco
Hoy todo lo relacionado con la Patagonia continúa siendo un misterio, pues es un territorio aún lejano y poco explorado, al menos para los colombianos. Para acercarse a este maravilloso lugar en el que la naturaleza brilla con todo su esplendor, el mejor plan es recorrerlo en un crucero por los espacios más recónditos para descubrir la belleza y vivir una experiencia única en la parte más austral del continente.?
Desde Bogotá, el viaje comienza con un vuelo a Buenos Aires, para luego dirigirse a Ushuaia, la última ciudad argentina ubicada a unos 3.048 kilómetros de la capital federal. Una vez se arriba al barco, la tripulación da la bienvenida y entonces inicia la travesía a través del Canal Beagle y del Estrecho de Magallanes, recorriendo gran parte de la Patagonia y Tierra del Fuego.?
Durante los cuatro días que dura el viaje se visitarán atractivos destinos como el Canal Murray, Bahía Nassau, el Parque Nacional Cabo de Hornos, en donde está programada una excursión por la selva fría de la Patagonia y luego una caminata por el interior del bosque hasta la base de una cascada de origen glaciar. En este escenario se pueden recibir charlas acerca de la formación de los glaciares y su influencia en la abrupta geografía de los canales.?
El plan se puede comprar a partir de los U$ 944 las tres noches y U$ 1.258 las cuatro noches. El crucero es posible tomarlo desde septiembre hasta abril. Para planear su viaje ingrese a www.bop.travel.

París La ciudad del amor
La magia y el encanto se respiran en cada esquina. París no defrauda a quien acude por primera vez a visitarla y mucho menos si se va en plan de luna de miel. El embrujo de la ciudad, que ha sido catalogada como la más romántica del mundo, se percibe en cada detalle. Las esquinas, los cafés, las plazas, sus extraordinarios museos y calles parecen estar impregnadas de un atractivo diferente al de cualquier otra capital europea.?
No importa el sitio por donde decida comenzar a vivir esta aventura. París no tiene un centro definido alrededor del cual se expanda la ciudad y esto precisamente la hace más atractiva, pues cada lugar es único y en muchos sectores parece que el tiempo se hubiera detenido. Subir a la Torre de Eiffel es un buen comienzo, pues mientras se asciende por los 1665 escalones a pie o en ascensor, los turistas pueden comprar un recuerdo en alguna de las tiendas de souvenires o cenar en uno de sus restaurantes de lujo. Una vez en la cúspide el panorama de la capital francesa es inmejorable. ?
La noche será la mejor excusa para mostrar por qué París es la ciudad romántica por excelencia. Una cena romántica, un crucero por el Sena, asistir a un espectáculo en el Moulin Rouge o simplemente darse un paseo por lugares siempre animados, como el Barrio Latino o los Campos Eliseos, son algunas alternativas que seguramente no lo defraudarán.

Por El Espectador

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