Las afros que quieren cambiar su comunidad

Con muñecas palenqueras y bisutería hecha de papel desechable, estas afrocolombianas compiten para ganarse un puesto en La Lista Negra: un proyecto que busca reivindicar los derechos de las mujeres afros y resignificar la palabra “negro”.

Mariana Rolón Salazar
23 de abril de 2017 - 09:30 p. m.
Las muñecas uramberas nacieron para reivindicar los derechos de la mujer y luchar contra la discriminación.  / Cortesía Nazly Blandón
Las muñecas uramberas nacieron para reivindicar los derechos de la mujer y luchar contra la discriminación. / Cortesía Nazly Blandón

Una nueva generación de barbies nació en Medellín. No son blancas, ojiverdes ni monas. Al contrario, el afro, las trenzas, las chaquiras y el color de piel las hacen muy diferentes a los juguetes con que, probablemente, muchas niñas juegan hoy.

Las muñecas uramberas, se llaman. Y son, como otros 17 proyectos, una de las propuestas que llegaron a El Negro Está de Moda, una iniciativa que busca recuperar la dignidad de los afrodescendientes y resignificar la palabra “negro” en el lenguaje cotidiano. Para ello, lanzaron una convocatoria llamada La Lista Negra, donde 20 líderes afrodescendientes serán seleccionadas para recibir capacitación en emprendimientos sociales.

Las participantes deberán demostrar que, con sus proyectos, logran visibilizar la riqueza de su cultura y transformar sus comunidades. Y al final, en caso de ser elegidas, podrán recibir las capacitaciones: una manera de “empoderarse y enriquecer sus saberes”, como asegura Andrea González, fundadora de El Negro Está de Moda.

“Empezamos con mujeres porque hay muchas barreras para las emprendedoras. No hay equidad en el acceso laboral. En cifras, de diez empresarias, cinco pueden llegar a fracasar en su negocio. Y si a eso le sumamos el tema de la cultura negra, el factor de discriminación es peor. Por eso, con estas capacitaciones buscamos que el porcentaje de fracaso en los negocios de las mujeres afros sea cada vez menor”, dijo González.

Muñecas para la educación

Fue así como las creadoras de las muñecas uramberas decidieron postularse. Nazly Blandón, líder del proyecto, es una de las diez mujeres que se pusieron manos a la obra para darles cara a estas muñecas. Todas ellas hacen parte de La Uramba Afro, en Medellín, un colectivo de mujeres que le apuesta al enfoque de género y a la reivindicación de sus derechos.

“Es una iniciativa productiva de mujeres víctimas de la violencia en este país. Un día nos reunimos y dijimos: ‘Nosotras no podemos seguirnos quejando de la violencia contra las mujeres afros’”, resaltó Blandón.

Por eso, su mejor alternativa fue inventar una muñeca. Pensaron que debía parecerse a ellas y contribuir a la etnoeducación, la prevención de la violencia de género y la lucha contra el racismo y la discriminación. En un comienzo sonaba complejo que una muñeca tuviera tantas funciones en un solo cuerpo, pero bastó ponerles números en las manos para concluir la tarea.

El 14.82 y el 12.57 quedaron para siempre tejidos en las uramberas. Se trata de las leyes antidiscriminación (14.82) y contra la violencia de género (12.57). “Cuando la gente se da cuenta de que hay una ley, empieza a participar en procesos de empoderamiento y la mujer comienza a saber que la violencia es un delito, y empieza a denunciar. Comprenden que hay unas rutas de atención y acuden”, explicó la líder del proyecto.

Y así como sucede con las mujeres, pasa con los niños y los hombres. Han visitado centros infantiles y colegios para posicionar la muñeca y mostrar que las barbies no son la única opción. Para Blandón, este es un proceso de etnoeducación, prevención del racismo y discriminación, donde los jóvenes y adultos empiezan a familiarizarse con otra etnia.

“Las uramberas están generando procesos de aprendizaje y de identidad cultural con enfoque afrocolombiano, raizal y palenquero. Mostrando las características de las mujeres negras, como su cabello, color de piel y figura corporal. Hacemos un proceso de aceptación como mujeres negras”, concluyó Blandón.

De desechos a bisutería

En uno de sus viajes al Pacífico, Samira Garcés aprendió a hacer bisutería con materiales reciclables. Ahora vive en Cali y es la cabeza de Wortel, una red de empresarios y artesanos del Pacífico.

Recorrer los pueblos del Chocó y verlos llenos de basura le hizo pensar que algo se podía hacer. Por ejemplo, transformar los desechos de papel en accesorios para las mujeres. Aunque había algo que también quería mostrar en su recorrido por el Pacífico: la biodiversidad, la cultura y la gente.

Por eso es normal ver que un par de aretes suyos tienen instrumentos dibujados, ballenas pintadas o, por qué no, mujeres negras. “Los diseños son inspirados en el Pacífico colombiano. Identifiqué muchas cosas que a la gente le gustan y con las que se siente identificada. Por medio de los accesorios resaltamos la identidad étnica y los referentes que tienen las mujeres en este momento”, aseguró Garcés.

Para ella, esta es una forma de reivindicar los derechos de las afrodescendientes e incentivar el reciclaje. Wortel le ha permitido reunirse con más mujeres y discutir sobre sus raíces, la identidad étnica, el empoderamiento socioeconómico y las formas de inventar accesorios con material reciclado. “Es complicado que todas las personas que viven en el Pacífico entiendan el valor del reciclaje. Pero la idea con los talleres de bisutería es que las mujeres empiecen a no desechar. Ahora, algunas me dicen: ‘Ve, mirá, esto sirve para reciclar’”.

* Para inscribir su iniciativa, ingrese a: http://elnegroestademoda.socialab.com/challenges/convocatoriaelnegroestademoda

(También lea: Si eres una líder afrodescendiente, este consurso es para ti.)

Por Mariana Rolón Salazar

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