Solamente durante el año pasado casi dos millones y medio de turistas visitaron Machu Picchu. Este patrimonio de la humanidad tiene tanta acogida que algunos han dejado de considerarlo un monumento y lo han llegado a comparar con un parque de diversiones. Por este motivo, Irina Bokova, directora general de la Agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), anunció que Machu Picchu se había convertido en víctima de su propio éxito.
Las declaraciones fueron hechas durante el primer día de la visita de Bokova a Perú, en la cual se planea discutir el tema de Machu Picchu con el presidente Alan García. “Machu Picchu, como otros lugares similares en el mundo, supone un problema: cómo equilibrar la presión del turismo, el éxito y el reconocimiento, con la protección y la autenticidad de este sitio”, advirtió Bokova.
Ese ha sido precisamente el problema que ha tenido que enfrentar Perú, ya que la industria que rodea el turismo de Machu Picchu es enorme. Un ejemplo de su magnitud son las pérdidas económicas generadas durante los dos meses que el monumento estuvo cerrado el año pasado, las cuales alcanzaron a llegar a los US $185 millones.
Aunque la Unesco ha recomendado en varias ocasiones que se restrinja la entrada a la zona, el gobierno peruano ha rechazado esta idea e incluso ha manifestado sus intensiones de duplicar el número de visitas diarias permitidas. Para lograr su cometido están diseñado un nuevo sistema de billetes electrónicos que facilitaría el proceso de ingreso. Otro de los inconvenientes que señaló Bokova tiene que ver con el desorden urbanístico que sufre la zona cercana a Machu Picchu, debido justamente a la presión del turismo.
La ciudadela de Machu Picchu fue construida en 1450 por la civilización Inca, pero no se supo de su existencia en el mundo occidental sino hasta 1911 cuando el investigador Hiram Bingham la anunció a la comunidad académica. A partir de ese momento se convirtió en unos de los destinos turísticos más apetecidos del planeta. Sin embargo, el deterioro que ha sufrido hizo que entrara en la lista de los cien destinos turísticos que corren mayor peligro, elaborada por el Fondo Mundial de Monumentos.